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76 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ la diversidad de opiniones 40 , comienzan a tomar fuerza los manuales escolásticos, que serán el marchamo institucional más poderoso, gracias al cual los estudiantes y los Colegios conventuales se des- entienden progresivamente de las lecciones y actos de conclusiones que se desarrollan en la Universidad, con lo que se van disociando del cuerpo universitario, impartiendo clases de Artes y Teología en sus conventos. Allí tenían la seguridad de poder expresar lo que deseaban, sin ningún tipo de control externo, cumpliendo los requi- sitos mínimos exigidos por el Estudio para la obtención de grados 41 ; realidad desconocida anteriormente, ya que la mayoría de las Órde- nes enviaba a los estudiantes más brillantes a los generales del Estu- dio, para que luego pudieran hacer carrera académica. En este sentido, la expresión barroca de una sociedad marcada por el estudio universitario, como era el caso de Salamanca, tiene también su reflejo en la puesta en escena de la misma. De manera concreta, al tiempo que los actos y conclusiones decaían en la Uni- versidad, se multiplicaban de convento en convento, con el ade- cuado protocolo de invitaciones y correspondencias mutuas, lo que se completaba con los sermones, especialmente en las fiestas más significativas de cada institución, donde no se desaprovechaba la oportunidad, ante la presencia del contrincante, de atacarle desde el púlpito, espacio en el que el maestro o lector no podía ser reba- tido por sus oyentes. Así, con frecuencia, los jesuitas se quejarán del trato recibido de los dominicos en la asistencia a las fiestas de santo Domingo y santo Tomás, por lo que terminarán por no asistir a las mismas. Unido a este contexto, y quizás también como consecuencia de todo ello, irá cobrando fuerza la distinción también en Escuelas morales que tendrá su principal manifestación en el probabilismo moral, y las reacciones a favor o en contra del mismo. Así, a lo largo del siglo XVII , se alzará la disputa de los sistemas morales: 40 A este respecto, Melquíades Andrés dirá que “cuando la Iglesia necesitaba teología bíblica, investigación histórica y filológica y estudios de teología positi- va, nuestras facultades reavivaron el espíritu desorbitado de escuela”. M. Andrés Martín, “La teología en el siglo XVI (1470-1580)”, en Id. (dir.), Historia de la Teolo- gía. I. Desde sus orígenes hasta fines del siglo XVI , fue , Madrid 1983, 612. Cf. L. E. Rodríguez-San Pedro, “Barroco y tradicionalismo, siglo XVII” , en M. Fernández Álvarez - L. Robles Carcedo - L. E. Rodríguez-San Pedro, La Universidad de Sala- manca. I. Historia y proyecciones , Ediciones Universidad de Salamanca, Salaman- ca 1989, 118. 41 Cf. L. E. Rodríguez-San Pedro, Barroco y tradicionalismo, siglo XVII , 120.

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