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72 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ proceso de cambio, la Orden ideó una estrategia encaminada a ase- gurarse un lugar estable y con las mejores condiciones posibles” 35 . La situación creada en octubre de 1601, cuando al comenzar el curso académico sólo dos cátedras de las seis de Teología impartían sus lecciones con regularidad, da cuenta de la difícil situación exis- tente en la Universidad. Báñez aseguraba estar enfermo y se negaba a nombrar un sustituto; Guevara había fallecido, estando la provi- sión de Vísperas sin concluir todavía. Escoto y santo Tomás habían sido abandonadas por sus lectores, los dominicos Pedro de Herrera y Pedro de Ledesma. La situación era especialmente precaria, y además de dar cuenta del fuerte conflicto entre grupos de presión, estaba poniendo en evidencia la falta de seguridad y afirmación de aquello que se enseñaba, algo realmente preocupante en la ense- ñanza de la Teología. No era sólo que los maestros no asistieran, sino que los alumnos veían afectada su formación por esta situación, por lo que acudían a las lecciones a los Colegios conventuales. Es la misma Universidad la que muestra interés por que se siga explicando la Teología por lo que propone dotar a las cátedras de unas partidas económicas superiores 36 . Así sucede con los domini- cos, en la cátedra de Santo Tomás y Prima, para los PP. Ledesma y Herrera y, a los agustinos, en la de Durando, y suplencias, a los PP. Antolínez y Márquez. Pareciera como que el Alma Máter quiere seguir contando con las explicaciones de dominicos y agustinos, para que contrarrestaran la fuerza de los jesuitas en su Colegio. La situación no era fácil, pues la de Vísperas seguía vacante ante la falta de presentación de opositores dominicos y agustinos. El desinterés por parte de aquellos que tan sólo un lustro antes lucha- ban a brazo partido por controlar el poder, evidencia un cambio de actitud o intereses. La misma entrada en escena del Consejo Real, en la concesión de cátedras, reafirma la falta de operatividad por parte de la Universidad. No se trataba simplemente de que el sis- tema de oposición de cátedras medieval ya no fuera operativo, sino que había otros intereses más fuertes, que ni la Universidad ni el Consejo podían ya controlar y que iban más allá de los límites terri- toriales o geográficos, tenía relación con la progresiva mutación que estaban viviendo las grandes Órdenes, motivada por la cambiante realidad social, política y religiosa. El múltiple centralismo romano 35 Cf. C. I. Ramírez González, La Universidad de Salamanca en el siglo XVI , 252. 36 Cf. ausa , Libro de Claustros , lib. 71, f. 113v.
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