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LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA Y EL CONTROL DE LA TEOLOGÍA... 71 La confirmación del problema abierto tomaría forma unos años más tarde, cuando en 1598, los dominicos pidan a la Universidad una cátedra de Prima de Teología en propiedad para ellos 32 , con la que poder asegurar su postura frente a sus opositores que serían funda- mentalmente jesuitas y agustinos, que habían apoyado en el curso 1591-1592 la concesión a los jesuitas de dos generales para impar- tir sus enseñanzas en la misma Universidad. El tema no dejaba de tener su complicación, ya que con la supresión de los votos religio- sos a las cátedras de Teología, éstas quedaban por completo en las manos de los estudiantes seglares, cursantes o bachilleres, lo que restringía la fuerza a los dominicos, razón por la cual, para no per- der la cátedra de Prima, un año antes habían intentado adelantar la jubilación del maestro Báñez, proponiendo nombrar un sustituto dominico 33 . Era una lucha de fuerzas, donde ninguno quería perder el papel ocupado en aquel momento, ya no sólo como mirada hacia el pasado, que tampoco se quería descuidar, sino en la búsqueda de asegurar un futuro que se mostraba incierto. La justificación aportada por Báñez evidencia que, el motivo real era otro, puesto que se disculpa por no poder “acudir a leerlas... por el daño que sentíamos en los estudios dentro de nuestra casa, para lo cual es de suponer que a las horas que estas cátedras se leían, no podían asistir los religiosos de nuestra casa por haber de acudir a obligaciones precisas de nuestra Religión que necesariamente piden aquellas mismas horas” 34 , curioso detalle que no tenía réplica en etapas anteriores de la relación de los dominicos con el Estudio, aunque en su disculpa afirme que el Estudio de San Esteban había sufrido un notable detrimento. El motivo parece encontrarse en el desvío de alumnos hacia las aulas de la Compañía, y el afán de recu- perar este espacio por parte de los dominicos. Báñez pedía al Estu- dio que no se les hiciese volver a las cátedras, de donde se podría deducir que buscaban una solución pactada, de tal suerte que las grandes Religiones volverían a enseñar en las aulas de la Universi- dad. El dato objetivo lo aporta Clara Ramírez cuando muestra que cuando presenten la solicitud de una cátedra de propiedad para su Orden se encontraban en una situación realmente precaria, “para conservar un ámbito de influencia dentro de una Universidad en 32 Cf. J. Barrientos García, El maestro Pedro de Herrera y la Universidad de Salamanca , Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 1983, 127-183. 33 Cf. C. I. Ramírez González, La Universidad de Salamanca en el siglo XVI , 248-251. 34 ausa , Libro de claustros , lib. 67, f. 139r.
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