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Ometeca ·XIII • 32 Indias, y que lo consideraban como el mandatario del pueblo, también del americano, se iba produciendo un lento pero progresivo cambio de mentalidad. Cada vez más, la gran masa de la población hispanoamericana lentamente iba despe1iando a la nueva realidad social que se estaba configurando 13. En los días de la Independenci a, esta distinción va a tener un enorme influjo. Ello se debe a que la lucha política se entabla inicialmente entre criollos, resentidos por muchos títulos y los mandatarios delegados del Gobierno español en América. Éstos se sentían presionados por el absolutismo, que logró las pragmáticas de Carlos Ill por las que los jesuitas fueron expulsados y sus doctrinas proscritas 14 . Este absolutismo de los delegados del Gobie1110 español repugnaba a los criollos. Y así el absolutismo hispánico, fundado en la veneración a la persona real, sufrió un duro golpe cuando los reyes de España cayeron en manos de Napoleón, surgiendo en toda Hispanoamérica la idea de que el poder revertía en el pueblo, pues el Monarca legítimo, que del pueblo había recibido su autoridad, no podía ya ejercerla 15 . Así opinaban con los criollos, los Cabildos de La Paz, 13 Cf. ro., "Coli sión de ideas en el siglo XVllT espai1ol. Con especial referencia a la política," en A. HEREDIASORIANO (ed.), Actas del /// Seminario de Historia de la Filosofia Espai?ola celebrado en Salamanca del 17 de septiembre al J de octubre de 1982, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1983 . 31-42. 14 Acerca de las consecuencias del extrai'íamiento de los jesuitas de las tierras ameri canas, cf. M. BATLLORI, El mito de la inte11 1 ención de /osjesuitas en la independencia hispanoamericana, Madrid, 1952; F. A. WUST, la Universidad de San Francisco XaPier, cuna espiritual de la independencia americana, México, Revista latinoa111eric011C1, 1958; W. HANISCH. "Los jesuitas y la independencia de América,'' en A1wrtado del Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n. 82; M, l. PÉREZ ALONSO, El destierro de losjcsuitas mc.1.icc111os y la.formación de la conciencia de nacionalidad, México, Universidad Iberoamericana, 1987; M. BATLLORI, El abate Viscardo. Historia y mito de la intervención de losjesuitas en la independencia de Hispanoamérica, Madrid, Mapfre. 1995; E. YILLALBA PÉREZ, Consecuencias educativas de la expulsión de los .Jesuitas de América. Madrid. Universidad Carlos 111 - Editorial Dykinson, 2003. l 5 Se entendía que, por soberanía popular. la comunidad social era el verdadero titular de la potestad civil. Por lo mismo, cuando el actual titular cesaba en su cargo sin un sucesor legítimo. ya fuera por deposición o abolición de la monarquía, la soberanía revertía nuevamente en la comunidad social. En este sentido no puede tampoco olvidarse que durante el período de los Austrias, era la nación la que constituía el Estado. lo que respondía perfectamente al sentir popular, pero con la llegada de los Borbones, fue el Estado el que quiso constrnir una nación. Acerca de este tema, cf. P. MEREA, Sobre a origem do poder civil. Est11dos sobre o pensamento político e jurídico dos séculas XVI e XVII. Coimbra, Tenacitas. 2003. Se trata de una recolección de artículos de Paulo Merea, con una detención especial sobre las obras de Francisco Suárez, en relación con el origen del poder popular.
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