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Ometeca ·XIII • 54 sentido de que la filosofía enciclopedista del siglo XVIII tenga un monopolio en cuestiones de libertad y fueros."5 5 Centra en ella la contraposición constante entre la obra de Espai'ía, llevada a cabo por los antepasados hispánicos, a quienes llama «nuestros» y la acción del Gobierno español en América, proyectada siempre como sombra negra. Lo más significativo de esta proyección pesimista es que piensa que ha sido una constante de los reyes de España ahogar las instituciones que podían limitar su poder hasta irse apoderando de todos los resortes del mismo. Culmen de este absolutismo le parece la expulsión de la Compañía. Viscardo ama lo espafiol , como algo suyo y propio de su cultura y tradición, que está siendo destruido por el Gobierno hispánico en América. En un pasaje de la Carta, después de referir los atropellos del Virrey Francisco de Toledo, afirmará: "El Virrey, aquel monstruo sanguinario, pareció entonces el autor de todas las injusticias, pero desengañémonos acerca de los sentimientos de la Corte, si creemos que ella no participaba de aquellos excesos; ella se ha deleitado en nuestros días en renovarlos en toda la América, arrancándole un número mayor de hijos, sin procurar disfrazar siquiera su inhumanidad."56 Pero al final de tan duro reproche hace esta intencionada salvedad: "Realmente, esta mancha no debe caer sino sobre el despotismo de su gobierno." 57 Es, por lo tanto, dual la actitud de Viscardo contra lo espafiol. Pondera a Colón, a los conquistadores que dieron a España el imperio del mundo bajo condiciones solemnemente estipuladas. Habla con estima y ponderación de los que él llama ''nuestros antepasados, cuando restablecieron el reino y su gobierno, pensaron en premunirse contra el poder absoluto, a que siempre han aspirado nuestros reyes." 5 8 Pero a esta declaración vinculante, tan honda y tan sentida, sigue una requisitoria virulenta a la ambición, avaricia y orgullo de aquellos que ostentan el poder hispano en América, que no tuvo ninguno de los frenos que las instituciones medievales hispánicas pusieron a sus reyes. Así lo entiende J. Klaiber, quien considera que su argumentación se basaba también en el concepto suareciano de la soberanía popular, al 55 0.C. STOETZER, El ¡Jensamie11to político en /a América espai1o/a..., 83-84. 5ó .l.P. VJSCARDO Y GUZMÁN, Carta dirigida a los espaPwles americanos por 11110 de sus compatriotas, México, FCE. 2004. 81. 57 lhid. 58 !hid.. 82.

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