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Ometeca • Xlll • 50 descendientes e intérpretes de aquel sistema humanístico del siglo XVI, entendiendo que todo el período intermedio es un paréntesis de infidelidad a unas doctrinas que deberían haber sido asumidas por toda la sociedad de su tiempo. No cabe duda que el detalle tenía una fuerte carga de construcción ética y social, puesto que era una manera de que aquellos que se emancipaban tuvieran un marco religioso y político de comportamiento, en el mismo momento en que estaban rompiendo con el que habían mantenido durante más de trescientos años. Se desligaban de la Madre Patria, pero no lo hacían del pensamiento que les había dado forma, aunque éste también tomaba un cariz muy próximo al de la Revolución Francesa y sus grandes ideólogos. Eran también parte del sustrato final, pero siempre con matices muy propios y marcados desde el contexto concreto americano. Así se explican sermones como los del sacerdote de Guandacol, José Francisco Echenique, cuyo ejemplo recoge Stoetzer, que sin ambages afirmará que el poder de los reyes estaba subordinado al de los pueblos. El gobernador, asustado ante tal afirmación en aquel momento de feroz absolutismo, recurrirá al cabildo eclesiástico, con la intención de frenar aquellas ideas y dar una explicación lógica al hecho. El presidente del cabildo le responderá en los siguientes términos: " ... en la Universidad se han enseñado las mismas doctrinas, y aún otras mucho más eversívas de la potestad de los reyes, corno era que las leyes reciben su fuerza, no de la autoridad de los reyes, sino de la aceptación de los bl ,,43 pue os.... Si analizamos, v.gr . la conciencia que tienen estos autores de los conceptos de nación e individuo, vemos que tienen una evolución propia, en la que no aparece sólo presente la idea defendida por la Revolución Francesa, si no también y muy fuertemente arraigada, lo que habían vivido corno algo normal, procedente de lo que ellos consideraban su tradición propia. 4 Los Emancipadores de la América Hispana En el análisis de la Teología de finales de siglo XVIII y XIX en Hispanoamérica, igual que ocurre en España, no nos encontramos con figuras significativas, que nos ayuden a valorar la influencia en el 48 Tomado de: O. C. STOETZER, El pensamiento político en la América espaí1ola... , 76.

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