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Ometeca • XI 11 • 43 Mayans se interesaba por Melchor Cano desde un prisma totalmente diferente. Su motivación fundamental estaba centrada en el regalismo, para lo cual el dominico era un autor adecuado y oportuno, especialmente en una doble vertiente. Por una parte, en relación a su incuestionable ortodoxia e, incluso caza de brujas, que lo presentaba como un perfecto autor escolástico, de tal suerte que no pudiera ser atacado por los maestros inmovilistas; en segundo lugar, por la clara actitud regalista de Mayans, que le permitirá encontrar en Cano elementos que le ayuden a defender los intereses de Felipe V frente a la Curia Romana. No olvidemos que, por idéntico motivo, se había detenido también en los sínodos visigóticos 35. De manera más concreta, el mismo Mayans se encargará de difundir y publicar la carta sobre el parecer dado por Melchor Cano a Felipe ll, sobre las divergencias entre Paulo IV y Carlos V. Dicha consulta había creado cierto rechazo en los contextos pontificios hacia Cano, lo que será aprovechado para justificar el regalismo. En el mismo 35 "Mayans, como buen investigador, utiliza los concilios no sólo desde una perspectiva teórica y un tanto utópica, sino con conocimiento directo y concreto y dentro de los planteamientos regalistas de su tiempo. Por lo demás, un testimonio de su regalismo con resonancias visigóticas subyace en la Defensa del rei Witiza ( 1772). Por eso el valenciano es uno de los historiadores que desean ver en la iglesia visigoda el paradigma a seguir en la lucha contra la intromisión, a su juicio excesiva, de la Curia Romana en la iglesia española. Ahora bien, tratándose de una polémica ideológica con Roma, Mayans tiene que va lerse de los tratadistas espai1oles. católicos todos, que mantuvieron una postura favorable al regalismo y opuesta a las pretensiones romanas. Utilizará, por tanto, con evidente preferencia, las obras de los teólogos; Francisco de Vitoria y Melchor Cano, ambos de renombre universal y reconocidos como primeras figuras entre los teólogos; Álava y Esquive!, cuyo descubrimiento le produjo entusiasmo por su independencia de criterio... Pero, no descuida ~1 los juristas de la escuela de S::il :lmar.ca que habían manleniJo lu::. Jeredios óe ia monarquía 111spana en sus divergencias con Roma: Ramos del Manzano, José de Retes y, pese a sus reservas respecto a los prácticos, en determinadas ocasiones, a Salgado de Somoza, Chumacero... Evidentemente, Mayans conoce los tratados de los juristas extranjeros que defendieron los derechos de la autoridad civil frente a la Curia Romana (Bossuet, Marcá, Van Espen, Tomasino...) y los utilizará en su momento. Pero, en este caso, sigue el ~onseju que diera al obispo de Barcelona Asensio Sales: tome las ideas de Van Espen , pero no cite su nombre, antes bien utilice a los españoles que defendieron con anterioridad idénticos principios. Porque, a juicio de nuestro erudito, los juristas extranjeros tomaron de los españoles muchas cosas que después nos vendieron como originales y propias: «Recientemente me ha venido un libro de D. Diego de Álava y Esquive!, obispo de Ávila, De conciliis universalibus. Es una mina oculta de la qual los franceses han sacado todo el oro que nos venden como propio en sus libros modernos.''." A. MESTRESANCHÍS, "Mayans y las raíces del regalismo español del siglo XVIII,'' en G. MAYANS 1StSCAR, Obras Completas. JV. Regalismo y jurisprudencia, Valencia, Ayuntamiento de Oliva, 1984, XIX-XX.
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