BCCAP000000000000084ELEC

Ometeca ·XIII • 39 otro, el derecho, entiende no sólo de pormenores, sino de todo el entresijo constitutivo de la sociedad humana." 2 9 La Teología, por lo mismo, ha de ser tenida en cuenta en el análisis de la evolución histórica, especialmente en relación al Antiguo Régimen, pues ella nos permitirá iluminar cuestiones que, de otra manera, serán demasiado parciales. Por otra parte, no olvidetnos que, la Teología era formalmente ciencia primera en las Universidades Hispánicas, por lo que Carlos III mostrará especial atención a la reforma de la misma. Ésta se estudiaba en relación con unas autoridades y escritos concretos, elemento totalmente necesario para conocer el orden social de la época. Pero no nos engañemos, en un caso como el de las independencias, no se tratará exclusivamente de Teología, sino que será también muy importante el aspecto moral, catequético y penitencial, contexto privilegiado para penetrar en las conciencias personales y en los entornos de la urdimbre afectiva de la sociedad y sus gentes. Los periódicos y sermonarios, en este sentido, fueron dos canales oportunos para la penetración de las ideas. Al mismo tiempo, los cabildos, como órganos consultivos de los virreyes, eran también un hervidero de la expresión popular. Los dos niveles sociales vinculados al criollismo: las clases formadas en los marcos académicos hispanoamericanos donde las doctrinas populistas seguían siendo un referente, unidos al resto del pueblo sumamente religioso y abiertamente dirigido por el clero, se oponían a las actitudes ateas y escépticas de las autoridades españolas. Por lo mismo, el clero no hace apología de la revolución francesa, sino que la utiliza cuando puede ser de interés, igual que lo hará con el tiranicidio. Así ocurre en Colombia, ejemplo de ello es el agustino Diego Francisco de Padilla o en México, Manuel Abad y Queipo, deán de Iviichoacán o el arzobispo de Charcas, Bernto M. Moxó. Las palabra de este último en su «Carta a los americanos», del 18 de septiembre de 1815, camino del destierro resulta especialmente elocuente: "Apenas puse el pie en América, mi segunda dulce patria. la experiencia me hizo luego conocer, que esta hermosa porción del globo sufría grandes y acerbos males. Entonces en su defensa escribí las Cartas mexicanas. El amor y celo por los intereses de loa América me sobrepusieron a todas las consideraciones de la carne y de la sangre en una época en que a causa de las intrigas y colosal poder del privado 2 9 lbid., 139.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz