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Ometeca · XIII • 35 aquellos más pragmáticos. No se puede olvidar que los próceres intelectuales de la independencia fueron adoctrinados en las Universidades Hispánicas, donde el populisrno hispánico, identificado con el pensamiento del Doctor Eximio continuaba vivo, a pesar de la prohibición expresa por parte del absolutismo borbónico de Carlos 111. En este sentido, tenernos el ejemplo del razonamiento mantenido por el Cabildo Metropolitano de Bogotá que, el 8 de marzo de 1823, reivindica los derechos del pueblo colombiano a proclamar su independencia por el voto universal, uniforme y simultáneo de sus ciudadanos. Justificando esta postura en la opresión de los indígenas, la crueldad de los españoles y las heridas infligidas en España a la Religión Católica 20. Al mismo tiempo, el despotismo ilustrado de Carlos Ill, la expulsión de la Compañía de Jesús, la supresión de las cátedras de Suárez, así como la prohibiciórt de explicar sus doctrinas o el intento regalista de control de los regulares propuesto por los Concilios, como el de México, cuando pretende surprimir la provincia agustina de Michoacán, pudo llevar a una ruptura aparente con la Escuela de Salamanca, especialmente en España 21 . Lo que durante el siglo XVI y 2 0 Este ejemplo nos ayuda también a identificar ese cambio de paradigma, origin~riu del siglo XVI que era el misionero-evangelizador, que ahora aparece identificado en una fuerte carga ideológico-política y legitimadora de la independencia. 21 Por lo mismo, el populismo suareciano era odiado por la fuerte influencia que podía tener en los insurgentes, sin descuidar que el Doctor Eximio era considerado personalmente como enemigo de la monarquía de derecho divino, por lo que Carlos 111 lo había declarado proscrito en los decretos preparados por Aranda y Campomanes (23-IV- 1767, 13-IIl-1678, 4-Xll-1772, 23-V-1776), de los que el Consejo de Estado infonnó favorablemente el 30-IV-1767, en el que nuevamente se justificaba la monarquía de J crcdw divino. Ejemplo de esto puede ser el cura independentista mexicano Miguel Hidalgo que, en 1767, había ingresado en el Colegio de San Francisco Xavier de Valladolid, donde había impartido Clavigero. La expulsión de los jesuitas hace que tenga que interrumpir sus estudios para reanudarlos al año siguiente en el Colegio de San Nicolás, que mantendrá una línea más oficial y regalista. El detalle resulta interesante, puesto que nos muestra al insurgente con una mentalidad claramente ecléctica. Prueba de ello es su Disertación sobre el verdadero método de estudiar teología escolásrica, en el que, al mismo tiempo que cita a autores como Melchor Cano lo hace de una línea más literaria-humanística como es el caso del cardenal Aguirre. Será interesante un análisis profundo de su Disertación, puesto que por ella rec ibe un premio y la felicitación episto lar de José Pérez Cálama, Chantre de la catedral de Valladolid y rega lista de primera línea. Para un anúl isis directo de las fuentes, cf. M. HIDALGO COSTILLA, Disertación sobre el verdadero métudo de estudiar teología escolástica. Compuesta por el Br. Dun Miguel Hidalgo Castillo, Catedrático que jite de Latinidad y Artes en el Real y más antiguo Colegio de Son Nicolás Obispo, de esta Ciudad de Valladolid, Colegio/ de u¡wsiciún y Catedrático de
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