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526 MGUEL-ANXO PENA GONZÁLEZ lo que es la conquista y evangelización de las Indias, mostrando dónde está el problema: “Los españoles entraron con buen título, pero una vez plantados y habiendo echado las raíces de la ambición, entonces descartado el título y arro jadas por la borda todas las leyes divinas, pontificias, humanas —al igual que las naturales— y pospuestos todos los escrúpulos, reducen a esclavitud a los indios, los someten a tributo, los fuerzan a extraer metales, los toman, los roban, los venden, entran en sus tierras para perpetrar latrocinios y asesinatos de hombres, al igual que servidumbres”’11. La variedad de autores presentada por Avendaño, entre los que se encuen tran Solórzano Pereira’42, Francisco García, Juan Caramuel o el mismo Esteban Fagúndez aporta significativa riqueza a la exposición. A nuestro autor le intere sa demostrar cómo las opiniones no son suficientes para justificar todo negocio de compra-venta. Así, si son comprados injustamente, no pueden ser vendidos, ni en primera ni en segunda compra. Caramuel, por su parte, le da la oportuni dad para referirse al trato (lado a los indios, anunciando los desmanes constantes a los que se les somete. Es una breve síntesis de algo que desea abordar en otra obra: “En realidad aún no he tornado la justa defensa de los indios, a los que he visto gimiendo en su esclavitud y más que en las encomiendas, en esclavitud. Y corno debo ser siervo de los siervos, es decir, de los negros y de peor condición y deterioro que los mismos animales, en sus tierras y regiones, sin tierras para habi tar, pisados y aplastados por todos como serpientes, blanco de injurias corno perros, saqueados, desgarrados, robados, asesinados, vendidos en ese] avitud, hechos esclavos o puestos bajo tributo, callo de momento hasta que el Señor me abra la boca para hablar y dirija mi pluma para escribir”43. Su intención es hacer caer en la cuenta, a quien lea su obra, que el proble ma fundamental estriba en lo productivo de este negocio, así como en las dife rentes formas y maneras de llevarlo a efecto. Los grandes causantes del conflic to, serían los mismos gobernadores que se enriquecen de oro y plata, desaten diendo sus obligaciones. Es tin intento por demostrar que cualquier medio, no es válido para lograr el beneficio deseado, por lo que atacará a los jesuitas como institución, jugando con la ambigüedad de aquello que enseñan y lo que practi can. Si Avendaño, en toda su argumentación, rechaza la esclavitud, al final deja una puerta abierta, por la que ahora es atacado. Moirans no deja de mostrar cier to sarcasmo, aunque muestra en su redacción lo descorazonado que se siente ante este comportamiento tan poco evangélico: “Pero sorprende, que no obstan 141 Ibid., 100. 142 Cfr. J. de SOLÓRz1\No PERE,R,\, De indiartun jure, lib. 1,,, cap. 7, nn. 108-1 11. 143 Ibid., 105.

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