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san juan de ávila y la vida religiosa : persona y tiempo 61 específico suyo, como era lo alternativo, lo no institucionalizado ocupara un papel manifiestamente más relevante. Una vida regular, en razón de los votos y la obligatoriedad de la vida común, aun en el caso de los jesuitas, su- ponía una mayor perfección, pero también un control frente a otras formas más libres de espíritu, como lo es su propio proyecto de vida. Serán algunos de sus discípulos los que optarán por diversas formas de vida regular, pero no parece que fuera su opción y su destino. Incluso en el caso de san Juan de Dios, gran reformador de clérigos y laicos, que se había convertido a tra- vés de la predicación del santo Maestro, funda un hospital para la atención de enfermos, pero no una nueva Orden religiosa, lo que harán sus prime- ros seguidores años después de su muerte 86 . Consideramos que el detalle es significativo, pues se situaría en esa propia línea del santo Maestro, que se dirige fundamentalmente a dar respuestas concretas a las necesidades, pero sin una institucionalización eclesial, que podía perder su ser más carismá- tico, que vendría sustituido por la institucionalización. Podríamos concluir afirmando que no estaba preocupado por su propio proyecto –ni siquiera de las obras educativas fundadas–, sino por el de Dios y el de congregar en Él a todos los hombres y mujeres. 86 Cf. A. López Amat, El seguimiento radical de Cristo. Esbozo histórico de la vida consagrada , II, Madrid 1987, 460.

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