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60 miguel anxo pena gonzález Dicha tarea tiene la caridad como exigencia fundamental, entendién- dose que el propio ofrecimiento, de manera libre, es lo mejor que cada uno puede entregar. Y, por lo mismo, cuando se refiere a los religiosos entiende que estos han de ser un elemento también de cara a dicha tarea. En con- creto afirmará que «los religiosos son añadidos para ayudar a los perlados y curas» 84 . Al mismo tiempo, parece necesario valorar, con cierta serenidad, por qué el Maestro Ávila no da un paso adelante en una opción que, él mismo, consideraba más perfecta. Es evidente que no podemos adentrarnos en su pensamiento, pero sí conjeturar a partir de los datos históricos que han lle- gado hasta nosotros y, en este orden de cosas, como ya hemos insinuado, no parece que se trate sólo de la experiencia de vida regular que había vivido, aunque pueda tener cierta relación a esa primera etapa de su vida. En este sentido, aunque el discernimiento personal lo lleve luego hacia otras realidades, estará marcado por su experiencia académica, así como por una libertad de espíritu que pasaba por las aulas universitarias, la experien- cia espiritual, pero también por el contraste de la cárcel sevillana, que le llevaría a mostrarse prudente, a la vez que a ser libre de espíritu; quizás con la conciencia de que una vida regular pudiera limitar su dedicación a la ac- ción apostólica. De ahí que el P. Miguel de Torres, en correspondencia a san Ignacio, al referirse al santo Maestro y a su proyecto señale que, «en algunas cosas tiene distincto juyzio del nuestro, avnque todo a bien y con sancto zelo y buenos fundamentos, conforme a su manera de proceder» 85 . Como consecuencia de este conocimiento teórico, tanto jurídico como teológico-espiritual, así como la praxis vivida y experimentada, san Juan de Ávila pudo optar por otra forma diversa, donde aquello que era más 84 Id ., «Sermón 81. Fiesta de evangelistas», en Ibid. , III, 1084, §. 5; Cf. Id ., «Memorial pri- mero al Concilio deTrento (1551). Reformación del estado eclesiástico», en Ibid ., II, 508, §. 41. 85 Miguel de Torres, «Carta 812. Al P. Ignacio de Loyola (Córdoba, 21.V.1554», en: Mo- numenta Historica Societatis Iesu. Epistolae mixtae. IV. (1554-1555) , Matriti: excudebat Augustinus Avrial, 1900, 194.
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