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san juan de ávila y la vida religiosa : persona y tiempo 55 La beata, por tanto, goza del estatus de consagrada, al tiempo que es reconocida socialmente como esposa de Jesucristo, entendiéndose además que este tipo de vida es una relación íntima. Así lo expresa el propio san Juan de Ávila en el Audi filia que, no hemos de olvidar, lo escribe precisamente para una beata: «Esta honra tan grande, que es ser esposa de Cristo, no anda sola, ni se ha de poseer con descuido; mas, así como es el más alto título que decirse puede, así pide mayor cuidado que oro para tenerlo como conviene… Con- siderad quién es aquel a quien por esposo tomasteis; o, por mejor decir, que por esposa os tomó; y veréis que aunque lo que mandase fuese pequeño, por mandarlo él, no hay mandamiento pequeño ni pecado pequeño» 68 . Unido estrechamente al carácter esponsal nos encontramos también la cuestión esencial de la virginidad, entendiendo que ésta requería una consi- deración muy particular, por lo que también él la expresará con gran belleza en el Audi filia : «El estado de virginidad que tenéis no se debe tomar livianamente, por cualquier devoción que venga, ni por no poder hallar casamiento con hombre; mas, como cosa en que mucho va, ha de haber mucho consejo y experiencia y aparejo para servir a Cristo y haberlo encomendado a Dios días y años muy de corazón, por que no se guarde negligentemente lo que liviana- mente se toma. Mas cuando es tomado como y por el fin que es razón, debe tener mucha alegría la persona que lo tuviere, porque es estado de incorrup- ción y estado de fecundidad» 69 . 68 Id ., «Audi filia (II)», en Ibid ., I, c. 104, 762, §. 1. 69 Ibid ., c. 105, 764, §. 2. La referencia al amor esponsal es frecuente, poniéndolo particular- mente en relación con los votos.Así lo hace respecto a una doncella que quería entrar en religión: «Por tanto, conviene, como esposa de Jesucristo, que claramente entienda; y, entendiendo, continuamente considere; y, considerando, ardientemente ame; y, amando, con toda diligencia obre con perseverancia aquello para lo que cual pretende entrar en religión». Id ., «Carta 224. [A una doncella] (29.IV.1553)», en Ibid ., 715. En los sermones a los monasterios de Zafra y Montilla propone idénticas propuestas; entendiendo que a la vida religiosa se entra «a tratar amores con vuestro esposo Jesucristo». Sermón 15, 89s. En este sentido puede ser interesante caer en la cuenta de la proximidad del lenguaje utilizado aquí por el santo Doctor y el utilizado también por la santa de Ávila.

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