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54 miguel anxo pena gonzález ojos, ni oye con estas orejas, ni se toca con estas manos, más gústase con la limpieza del ánima, y es cosa que más que todas estas juntas vale sin com- paración… ¿Sabéis, hermana, para qué os llama Dios? ¿Sabéis cuál es la joya de vuestra pelea y la corona de vuestra victoria? Dios mismo es… ¡Bendito sea Dios, que en número de estas dichosas os hizo dichosa y os alzó vuestros ojos para que mirásedes a Él y, quitándolos de la vanidad, los empleásedes en la verdad!» 65 . Constata una profunda preocupación interior que, en san Juan de Ávila, tiene una expresión peculiar en el hecho de no hacer acepción de personas aceptando a todas y estando al servicio de las mismas, viviendo en ello la obra creadora y redentora de Dios. Precisamente por ello, como ya hemos señalado, no pone el acento en la consagración desde una visión canónica, sino como algo personalmente asumido como que pertenece al propio estado. Así se explica, por ejemplo, la referencia constante al desposorio: «las madres monjas, las reli- giosas y doncellas…han de mirarse en Jesucristo, viéndose como en un espejo, no tengan alguna mancha en la cara… porque su Esposo no las deseche» 66 . Estas mujeres podían llevar algún tipo de hábito que las distinguiera o, simplemente, unas vestimentas sobrias y adecuadas a su condición. Pero, lo más significativo era que podían tratar con seglares sin limitación alguna, por el hecho de no estar obligadas a la clausura. Poco a poco se impondrá la práctica de que beatas y beaterios se aco- giesen a alguna de las órdenes terceras, vinculadas con las grandes institu- ciones religiosas, con la intención de poder tener un mayor control sobre las mismas, de tal suerte que se fueron sometiendo a las respectivas reglas y superiores mayores para, en un proceso siguiente, derivar en conventos de vida regular. Al mismo tiempo, como señala Eutimio Sastre «beatas y beate- rios ofrecieron el humus espiritual y material a los monasterios regulares» 67 . 65 Id ., «Carta 94.A una doncella que había comenzado a servir a Dios», en Ibid. , IV, 395. 66 Id ., «Sermón 27. Domingo infraoctava de la Ascensión. En un convento de monjas», en Ibid ., III, 326, §. 11. 67 E. Sastre Santos , «La condición jurídica de beatas y beaterios…», 292.

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