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san juan de ávila y la vida religiosa : persona y tiempo 49 Considera que sólo es posible optar por esta forma de vida en razón de una vocación singular y propia, a la que uno se ha sentido convocado como obra y gracia del Espíritu Santo, que mueve a vivir en cruz con Cristo «obe- diente, pobre y desechado». Esa experiencia se concreta en la vida regular, por medio del seguimiento de Jesucristo a través de una de las diversas Re- glas aprobadas por la Iglesia; éstas, conjuntamente con los votos o consejos evangélicos, expresión visible de la opción vocacional, requieren que exista una coherencia adecuada y oportuna. Por eso, en un sermón a las monjas de Zafra solicita de ellas esa coherencia y testimonio: «Rogad a Dios que cual tenéis el hábito y la fama, tal sea el corazón y que no tengáis el nombre de siervos de Dios y seáis siervos de vos. ¿Qué cosa más vergonzosa que tener nombre de pobres y ser propietarios de nuestro corazón, tener nombre de obedientes y estar enteros en vuestra voluntad, tener nombre y hábito de humildes y estar hierta la cerviz? ¿Qué aprovecha ser uno muy casto y por otra parte sea soberbio y desobediente?» 50 . Un último detalle conviene tener presente. El Maestro Ávila es ple- namente consciente de la realidad que se está viviendo, en vidas relajadas y faltas de opción evangélica, precisamente por ello, de vez en cuando deja también alguna referencia a dicha situación, que ha de ser subsanada. Inclu- so, en algunos momentos, lo plantea como máximas, que tienen una fuerza de profunda llamada. Un ejemplo lo tenemos en la carta que dirige a un discípulo suyo: «Mas es de llorar el religioso flojo que el pecador engolfado en vicios; porque el pecador ve que pena y anda en el camino de la perdición; pero el religioso que no lo es de costumbres, sino de hábito, con su vana confianza va a parar al infierno» 51 . Hará, también, referencia a cada uno de los votos en sí mismos, en un número amplio de referencias. Hablará por ello, de pobreza voluntaria 52 , 50 Id ., «Plática 16. Zafra, monasterio de la Cruz. ¿Un viernes santo?», en Ibid ., I, 896, §. 18. 51 Id ., «Carta 157.A un su discípulo», en Ibid. , IV, 536. 52 Cf. Id ., «Sermón 3. En vísperas de Navidad (A una monja)», en Ibid ., III, 53, §. 11.

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