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44 miguel anxo pena gonzález como canónica. Muestra una atenta preocupación y sensibilidad hacia toda vocación, que ha de ser encauzada hacia el lugar y forma más oportuna para el propio crecimiento personal y el adecuado servicio a Dios. Intentando hacer referencia, de manera ordenada a los mismos, a partir del proceso vocacional. Insiste, en diversos momentos, en la conciencia de la vida re- ligiosa como la forma más perfecta de servir a Dios, pero esto no quiere decir que fuera apta para todos sino que, en razón de sus propias exigencias, requería del candidato unas aptitudes precisas, por lo que entendía que cada uno debía optar por aquel estado que le fuera más adecuado y oportuno 32 . Se esperaba que aquel que optara por esta forma de vida, «pueda darle su corazón todo como morada sosegada y apacible, en la cual Él trate y tenga sus deleites, según Él lo acostumbra hacer con sus escogidos» 33 . Como consecuencia de esto, la primera cuestión que él se plantea es que dicha vocación proviene de Dios y, por lo mismo, tiene como finalidad primordial su propio servicio, lo que alejaba de otras opciones en momentos en los que el individuo tenía capacidad de elección. En este sentido, san Juan de Ávila deja entrever cómo la vocación no es algo sólo para toda la vida, sino que hay unas edades más apropiadas y oportunas para dicha elección, tratándose del tiempo en que el individuo puede hacer una entrega más viva y consciente. Suponía, por tanto, que la opción por la vida regular no era algo para dejar para el final de la vida, como era práctica frecuente, sino para los años en que uno se encontraba en plenitud de facultades y en la capacidad total y plena de entrega 34 . Con todo, esto no era óbice para que cualquier 32 «Porque no andéis todos por un camino; que ni todos han de ser casados, ni todos clérigos, ni todos frailes, ni todos monjas. Porque, aunque el estado de la religión sea mejor, no para todos es mejor. Mejor es ser religioso que casado; mas acaece que a uno, por su flaqueza, no le es mejor. Mas cuando el estado es en sí mejor, y para éste es mejor, misericordia es de Dios tomar este estado; y tal es ésta por su misericordia». S. J uan de Ávila, «Sermón 76. Santa María Magdalena», en Obras completas , III, 1035, §. 21. 33 Id ., «Carta 142.A un señor que había entrado en Religión [DonAntonio de Córdoba] (16. VI.1552)», en Ibid. , IV, 492. 34 Indirectamente aparece este hecho en la carta que dirige a D. Antonio de Córdoba en- contrándose enfermo y queriendo ingresa en la Compañía de Jesús. Cf. Id ., «Carta 151 [1]. Para un caballero de estos reinos [donAntonio de Córdoba], que pretendía entrar en religión estando enfermo (1549)», en Ibid. , 523-524.

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