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38 miguel anxo pena gonzález época –especialmente fray Luis de Granada– eludan cualquier referencia al tema, puesto que supondría un desdoro manifiesto de su figura, que podía además ser cuestionada por los arquetipos de la época, donde se entendía que, la entrada en Religión, era la entrega total para toda la vida. La fórmula de vida más perfecta en el contexto cristiano, máxime cuando no se admitía la dispensa de los votos. Al mismo tiempo el detalle tiene una importancia añadida, puesto que el abandono de una opción de vida como la regular, ayer u hoy, no supone necesariamente también la renuncia a un ideal y estado personal que, en el caso de san Juan de Ávila, parece que marcó significati- vamente su manera de estar en el mundo e, incluso, su ser apostólico. En el contexto eclesial de la época la salida de la vida religiosa era vista como un fracaso e, incluso, como una traición; lo que llevaba a que alguien que hu- biese salido de una Orden no pudiera ser aceptado en un nuevo Instituto 23 . No podemos medir hasta dónde experimenta esta realidad san Juan de Ávila, pero este era el contexto que motivaba la sensibilidad del momento, por lo que necesariamente debió estar presente, de alguna manera, también en él. Con todo, es perfectamente factible que una cosa fuera la realidad ecle- sial, desde una vertiente canónica, a partir de requisitos e impedimentos, para un determinado ministerio y vocación, y otra muy distinta, la expe- riencia personal que un individuo concreto pudiera desarrollar y elaborar en su propio proyecto vital. Estas cuestiones vienen atestiguadas a partir de aspectos concretos de la vida del nuevo Doctor de la Iglesia. Por una parte tenemos el argumento que aparece legitimado indirectamente por san Ignacio de Loyola, cuando hace notar que se podría lograr que el Maestro Ávila ingresara en la Compañía 23 En este sentido, sólo era aceptada –hacia dentro de la propia vida religiosa– el paso de unos institutos a otros, entendiéndose que era el paso de una vida menos perfecta a otra que lo era más. En la cumbre de dicha pirámide se encontraban los cartujos, considerados como la forma más perfecta de entrega a Dios. Desde nuestra comprensión actual resulta realmente complejo aceptar esta escala de valores, que funcionó durante largo tiempo y que todavía tiene sus resabios en proyectos próximos en el tiempo, como el anteriormente citado Dizionario degli Istituti di Perfezione , cuyo título resulta harto inadecuado.
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