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Creación, desarrollo y restauración… 249 se impartiría en los dos Estudios simultáneamente, entendiéndo- se que los regentes de los mismos, desempeñaban las cátedras de Prima y Vísperas en alternancia, superando así uno de los esco- llos que podrían surgir en un primer momento, acerca de quién tenía la precedencia. En los últimos lustros del siglo XIV y primeros del XV la pre- sencia activa del Papado de Aviñón es manifiesta. Esto explica que Clemente VII autorizase a Pedro de Luna para conferir vein- ticinco títulos de maestros en Teología o doctores en Cánones en los reinos peninsulares. Con ellos buscaba un decidido apoyo al pontificado de Aviñón, sobre el que la Universidad de París mos- traba ciertas reservas. En la búsqueda de estas alianzas será fa- vorable también la actitud del obispo de Salamanca, D. Diego de Anaya Maldonado, preocupado por robustecer el papel del Estu- dio, quien contaba con buenas relaciones en los entornos corte- sanos de Castilla y Aviñón, los cuales habían agilizado su propia promoción 16 . Su respuesta será la fundación del Colegio de San Bartolomé, intentando crear un paralelismo ya no sólo con París, sino con otro lugar emblemático: Bolonia 17 . En relación con este contexto, en 1413 cuando comience a edificarse el Colegio de San Bartolomé, baluarte cultural de la Universidad Pontificia salman- tina del Medioevo: uno de los futuros cuatro exclusivos Colegios Mayores de la Monarquía Hispana. Aunque la mayoría de los maestros y docentes, de esta épo- ca, son figuras casi desconocidas en nuestro presente, debie- ron tener una significativa relevancia en su época, puesto que muchos de ellos los vemos ocupar, sucesivamente, puestos im- portantes en la burocracia, particularmente eclesiástica. Como afirma el profesor Rodríguez-San Pedro, “una mayor vinculación 16 Su aprobación, fundación y dotación por parte de Benedicto XIII era fruto de su buen hacer al frente de la embajada castellana en el Concilio de Constanza, siendo además promovido a la sede hispalense, lo que utilizará para la consolidación del Colegio. Posteriormente, de Martín V obtendrá la ratificación de dicha fundación y dotación, Véase Bulario , t. II, 92, n. 532 (Constanza, 29-11-1417). Unos días más tarde, incluso, se exime al Colegio de la jurisdicción del Ordinario, de igual manera que había sucedido antes con la Universidad. Véase Bulario , t. II, 95, n. 534 (Constanza, 14-12-1417). 17 Véase L. E. Rodríguez-San Pedro, “Don Diego de Anaya y Maldo- nado, fundador del Colegio de San Bartolomé de Salamanca: 1357-1437”, en Derecho, Historia y Universidades. Estudios dedicados a Mariano Peset , Valencia 2007, 559.
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