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248 Miguel Anxo Pena González de Luna, en calidad de Legado pontificio, asumiendo la tarea de reformar el Estudio, creando y dotando tres cátedras de Teolo- gía, para lo cual se valdrá de los Studium Generale de Minoritas y Predicadores, que gozaban de prestigio, incorporándolos aho- ra a la Universidad 12 . Estos pequeños detalles ponen en evidencia que no se trataba de algo improvisado sino que había una inten- cionalidad. El 18 de diciembre de 1378 Clemente VII había dado a Pedro de Luna autorización para reformar los estudios existen- tes en la Península Ibérica 13 . Esta praxis respondía a la práctica llevada a cabo en París y que había dado a dicha Universidad un mayor relieve 14 . La situación de la Alma Máter respecto a los estudios de Teo- logía, durante estos años no había sido fácil. Del estado general se deduce que, con anterioridad a la visita del Legado, tanto do- minicos como franciscanos contaban con Estudios Generales en progresivo afianzamiento, pero que funcionaban de manera au- tónoma e independiente, mirando fundamentalmente a los inte- reses de la propia institución. A ambas Escuelas se podía unir también la enseñanza vinculada a la Catedral, que estaría parti- cularmente relacionada con el comentario de la Sagrada Escri- tura, pero que no tenía como finalidad la obtención de grados académicos. La actuación de Pedro de Luna era beneficiosa para todos y, aunque hasta aquel momento el estudio de la Teología no interesaba a la Universidad, la intervención del Legado no deja- ba de ser una refundación del Estudio salmantino puesto que, a partir de este momento, comenzará a construirse un futuro y un renombre internacional 15 . Se intuye que, hasta 1416, la docencia 12  En este sentido, no se puede perder de vista que dicha incorpora- ción tenía su origen en la escolástica clásica, donde el principio fundamen- tal había sido “ubi magistri ibi cathedra”. 13  Véase J. Zunzunegui, “La legación en España del cardenal Pedro de Luna: 1378-1390”, en Xenia piana Ssmo. Dno. Nro. Pio Papae XII a Fac. Hist. Eccl. in Pont. Univ. Gregoriana dicata , Roma 1943, 134, doc. 3. 14  El detalle resulta particularmente interesante puesto que los fran- ciscanos, de manera general, consideraban como Pontífice legítimo al de Roma y no al de Aviñón, lo que en Castilla entraba en confrontación con los intereses promovidos por Juan I, quien pretendía hacer juramento a favor de Clemente VII en la iglesia de San Francisco el Real de Salamanca. 15  Acerca de la Facultad de Teología, Véase M. A. Pena González, “La consolidación de la Teología en la Universidad de Salamanca del cua- trocientos”, en J. Á. Echeverría (ed.), Historia magistra vitae. Miscelánea de estudios en homenaje a Tarsicio de Azcona, OFMCap., historiador , Pam- plona 2011, 123-155.

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