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258 Miguel Anxo Pena González tiempo, sería demasiado ingenuo pensar que los estudios tenían exclusivamente la influencia de un país o ambiente concreto, de- terminado por una manera de hacer particular; sino que éstos se encontraban en el cruce de los intereses de una comprensión del mundo que tiene como eje transversal la Catolicidad; ámbito donde confluyen flujos poderosos, que pasan desde las aulas de la Sorbona a Coímbra, o del Colegio Romano a Lovaina o Bolonia, sin obviar que, desde el momento que se difunde e incrementa el uso de la imprenta, ésta supondrá una herramienta eficaz que no conocerá fronteras para hacer llegar libros de toda índole y es- pecie, incluso a los lugares que nos pudieran parecer más recón- ditos. Sí parecen estar de acuerdo los autores en admitir que el no- minalismo llega a Salamanca con cierto retraso, en comparación con otras universidades. A lo largo del siglo xv , el escotismo ha- bía cobrado fuerza significativa, lo cual se desprende del amplio número de autores franciscanos de la época, así como del atrac- tivo que tenía en aquel momento la figura del teólogo francisca- no escocés. Este interés se irá viendo progresivamente mermado desde el momento en que los franciscanos, preocupados por la estricta observancia de la pobreza, se dispersan en un cúmulo de reformas que les llevará a apartarse de la Universidad, abrigán- dose en las aulas conventuales de San Francisco el Real que, aun siendo Estudio General de la Orden, no tendrá la misma proyec- ción que van adquiriendo las cátedras universitarias 34 . En este sentido, si proyectamos la mirada sobre los autores más reconocidos del siglo XVI, incluso sobre el mismo Domingo de Soto, que se declarará tomista, el nominalismo está presente y, posiblemente, es en la introducción de algunas características de este método, donde se puede encontrar el logro singular del nuevo hacer teológico. Los teólogos, en la evolución producida en la primera mitad del siglo XVI, tienen conciencia de que la libe- ración del método de Escuela, en referencia única y vinculante a las Órdenes religiosas respectivas y enfrentadas, defendiendo el método utilizado por sus grandes maestros, sin entrar a cues- tionar la importancia o eficacia del mismo, se convierte en una 34  Acerca del Estudio General de los Menores, Véase M. de Castro y Castro, San Francisco de Salamanca y su Studium Generale , Santiago 1998; I. Vázquez Janeiro, “El convento y Estudio de San Francisco”, en L. E. Rodríguez-San Pedro (coord.), Historia de la Universidad de Salamanca. I . Trayectoria histórica e Instituciones vinculadas , Salamanca 2002, 613-633.

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