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392 En lo que se refiere a la defensa de la vida de los inocentes, sí estarán todos de acuerdo, aunque piensan que será necesario primero utilizar otros medios y ser prudentes, también para que la guerra no cause más muertes que aque- llas que se quieren evitar. En estas ideas confluyen Vitoria, 86 Soto, 87 Molina, 88 Acosta, 89 Sepúlveda, 90 o el mismo Juan de la Peña. 91 El único que se opondrá de manera radical será Las Casas, utilizando también la argumentación de Inocencio IV y el texto de Cipriano, que él supone que sólo se puede aplicar a los pueblos que siendo cristianos caen en la idolatría. 92 5 . 6 . Otras causas de guerra justa . No por ser menos importantes, sino en razón de mantenerse los autores dentro del mismo esquema, abordan en último lugar aquellos temas que justificarían la licitud de la guerra, en los que se recogen los siguientes: tiranía, rebelión, comunicación natural entre pueblos e impedir la libre predicación del Evangelio. La primera cuestión que se puede consta- tar es que no todos tienen la misma importancia, aun cuando entre ellos hay una estrecha relación. El tirano será un tema recurrente en toda forma social, que remonta ya su argumentación a concilios visigóticos o a la reflexión de autores de la talla de Juan de Salisbury, que serán proyectados hacia el gran público de la mano del Aquinate. Éste último consideraba que el régimen tiránico es injusto, ya que no mira al Bien común, sino sólo al de aquel que detenta el poder. Por ello es legítimo utilizar la fuerza y derrocarlo, también por razón de su compor- tamiento sedicioso. El único límite marcado por santo Tomás, es en el caso de que el régimen resultante fuese todavía más tiránico que el anterior. 93 Los 86 Francisco de Vitoria, Relectio de Indis , pp. 93 - 94 y 109 - 111 [I, 3 , 14 ; II, 7 - 8 ]. 87 Domingo de Soto, «Relectio, an liceat...», en Juan de la Peña, De bello contra insulanos , pp. 586 - 592 . 88 Luis de Molina, De iustitia... , I, cols. 430 - 431 [tract. II, disp. 105 - 106 ]. 89 José de Acosta, De procuranda indorum salute , pp. 273 - 275 [II, IV, 1 - 2 ]. 90 «... quienes adoran los ídolos violan sobre todo la ley natural. Con derecho pueden, pues, los idólatras ser obligados por la guerra a someterse a los cristianos, para, sujetos a su imperio, vivir según la ley natural y no blasfemar ni ofender a Dios con su idolatría. Y aunque, como enseña san Agustín, todos los pecados mortales van contra la ley natural, no obstante si en alguna nación se cometen pecados mortales, no por ello ha de decirse que toda ella no cumple la ley natural (como han opinado falsamente ciertos modernos teólogos), pues de este modo ninguna nación cumpliría la ley natural. Y así una causa pública debe discernirse habida cuenta de las costumbres y de las instituciones, como enseña Aristóteles, no de la conducta mala o buena de unos cuantos». Juan Ginés de Sepúlveda, Apología , p. 64 . 91 Juan de la Peña, De bello contra insulanos , I, p. 220 [II, 16 ]. 92 Bartolomé de las Casas, Apología , pp. 129 , 235 y 249 . 93 Sto. Tomás de Aquino, S.Th ., II-II, q. 43 a. 2 . miguel anxo pena gonzález
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