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Miguel Anxo Pena González Una propuesta antiesclavista de Primera Hora: el "Servi Liberi"... · lejos, o no se conozcan herederos, la obligación de restituir sigue firme, por lo que, siguien– do a santo Tomás en la Summa Theologica II-Il, q. 62, art. 4, a. _3, advierte: "En verdad que los europeos no pretendan la excusa de la restitución por efhecho de que los negros han muerto y no tienen herederos o hijos o no los conocen. Por eso digo que están obligados siempre a restituir y no pue– den apropiarse lo que dice Santo Tomás: 'Si aquel a quien debe hacerse la restitución es completamente desconocido, el hombre debe restituir según lo que pueda, a saber, dando en limosnas por la salvación del mis– mo, esté muerto o esté vivo, supuesta la diligente investigación sobre la persona de aquel a quien hay que hacer la restitución'. Si aquel a quien hay que restituir está muerto, debe restituirse a su heredero, que se computa como una persona con él. Si está muy distante, se le debe trans– mitir lo que se le debe, sobre todo si se trata de cosa de gran valor y puede transmitirse cómodamente; de lo contrario, debe reservarse en algún sitio seguro para que se conserve para él, e indicar al amo. Esto es válido res– pecto a todo y, a fortiori, en cuanto al precio de la sangre, precio de la libertad, precio.de los frutos de sudores y trabajos de los negros, por los que se han enriquecido los españoles y otros en Indias, el precio de los daños que se siguen de esto para los esclavos; todo lo cual es precio de san- ,,1s6 gre . La restitución, además de ser una satisfacción por las ofensas y abusos cometidos, se convierta también en un motivo de ejemplo y del respeto que se ha de tener hacia la perso– na de los africanos.. De esta manera la obligación de restitución no se escapa nadie. Debe restituir quien retiene injustamente: "a la manumisión, al precio de los trabajos, de los frutos, a todos los daños seguidos, sea a ellos sea a sus herederos, ya restituyendo a los mismos negros ya a sus descendientes, o a los pobres, hecha necesariamente la diligente investigación. Establecidas, a la verdad, estas cosas por los peligros de muerte y de golpes" 157 • Porque así como sustraer la cosa ajena es pecado contra la justicia, así también lo es retenerla, ya que retener lo ajeno contra la voluntad de su dueño es impedirle el uso de ello y de este modo injuriarle. Lógicamente, al final de su obra, deja entrever que su manera de pensar y argumentar no es la misma de los propietarios de esclavos y de todos los que intervienen en la cadena de la trata; según estos no puede hacerse la restitución porque no es factible, ya que la realidad de las relaciones lo impide, debido a que la restitución provocaría la ruina. Cree que la resti– tución y liberación de los esclavos negros no se hará porque los que tienen los medios opor– tunos para hacerla no querrán que se produzca. Ellos están totalmente determinados "por la ceguera y alienación en la iniquidad y malicia" 158 • Su absoluto es el interés económico y el siervo es un medio necesario para lograrlo. Para el misionero el absoluto es el hombre, como criatura creada por Dios, y lo demás deberá subyugarse a esto. Por eso, aún sabiendo 156 Ibid., n. 134. 157 Ibid., n. 135. 158 Serví liberi, n. 133. Revista Summa Historiae Año 2, Nº 2 69

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