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Miguel Anxo Pena González Una propuesta antiescla~ta de Primera Hora: el "Serví Iiberi"... literalmente el texto de Avendaño, lo .cita escrupulosamente, como intentando marcar con precisión su opinión que, de esta manera, no podrá ser atacada por falta de rigor o lec, turas sesgadas; también podríamos estar ante un claro interés por entrar en debate, pero en una discusión rigurosa (será difícil poder dilucidar más exactamente esta cuestión), aun, que de lo que no cabe duda es que intenta ser lo más veraz posible. VIII. Prosigue el examen de la doctrina de Malina y Avendaño Este capítulo es simplemente una división formal, pues co~tinúa con el carácter expo, sitivo del capítulo anterior, y si en el anterior se había centrado en presentarnos la opinión de Antonio Diana y Tomás Sánchez, ahora lo hará con Luis de Malina y Diego de Avendaño. También en esta ocasión se vale del recurso de la exposición literal de los auto, res, aunque siempre teniendo a Avendaño y su obra como intermediario. Es un detalle que nos lleva obligatoriamente a preguntamos por qué opta por la obra de Avendaño. Ciertamente su elección no está nada desencaminada, puesto que el jesuita afincado en Perú conoce perfectamente la opinión de los autores más significativos de la compañía y, a su vez, de su época, aunque en algún cas9 se pudiera correr el riesgo de no ser muy exactos, aunque esta es una preocupación nuestra, no de aquel momento. Parece como si otros ele, mentos fueran los que han llevado a Moirans a proceder de esta manera: la dificultad para acceder a las obras directamente, y su conocimiento previo por medio de la obra de FranciscoJosé de Jaca. En este capítulo comienza exponiendo la opinión de Luis de Malina que, para que sea precisa, extiende desde el n. 82 al 87 (entiende que cita claramente, tanto a Malina como al propio Avendaño, y considera necesario hacerlo pues los juzga como autores de cierta relevancia, por lo que e~ importante detenerse en ellos). Aprecian como válida la opinión de Malina cuando sostiene que, en razón de los males derivados, es posible trasladar a los esclavos a Indias 103 • Entiende que un hombre no puede ser expuesto a un peligro cierto de muerte, teniendo además presentes las muertes que ya tenían previstas los comerciantes en dicho traslado, y que estaban contabilizadas como gravámenes del propio negocio. Después señalará razones que ya ha referido a otros autores: no hay que hacer el mal para que venga el bien 104 , el título de esclavitud debe ser más claro que la luz 105 , por ejemplo. Concluye con la condena de todo lo que ha ido exponiendo: "Con más razón no es lícito tomar esclavos ni comprarlos ni venderlos; y lo mismo respecto a la guerra, que debe entablarse por razones ciertas y no sólo probables, diga lo que diga Avendaño" 106 • Después de la rotundidad de este fragmento, parece como si disculpara al jesuita, aun, que entiendo que él se exprese de esta manera porque todavía no habían sido condenadas las proposiciones de Inocencia XI, ya que afirma "que no hubiera escrito eso, si las proposicio.– nes hubieran sido condenadas a su tiempo. Porque por ellas consta que siempre hay que seguir la vía más probable y más segura, y que el juez no puede seguir la opinión menos probable, dejada la 103 Cf. Ibid., n. 82. 101 Cf. Ibid., n. 88. 105 Cf.lbid. 106 Ibid. Revista Summa Historiae Año 2, N 2 2 57

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