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Miguel Anxo Pena González Una propuesta antiesclavista de Primera Hora: el "Servi Liben"... La conclusión de este tercer capítulo (que los cristianos de las Indias que compran, ven– den o retienen y poseen esclavos, pecan mortalmente 73 ) se sintetiza en tres afirmaciones: "1. Nadie puede comprar y vender a ningún negTO de África.; 2. Todos los que poseen aalguno de ellos, están obligados a liberarlo bajo pena de condenación eterna; 3. Al liberarlos, los amos tienen la obligación de restituirles sus trabajos y entregar su precio" 74 • 1\1. Los negros son esclavos contra el derecho de gentes Después de explicar qué es el derecho de gentes, afirmará que este justifica la esclaviza– ción, pues así se garantiza la vida del esclavo apresado en guerra justa que de otra manera podría ser ajusticiado 75 , por lo que, deducimos, se está refiriendo al derecho de guerra. Pero si su condena en los pasos anteriores había sido rotunda, ahora atacará al mismo derecho de guerra, diciendo que "la guerra justa nace del pecado de aquellos contra quienes se diri– ge la guerra" 76 , por lo que no habrá otro motivo que el propio delito de aquellos que reducen a servidumbre. De esta manera Moirans sitúa su pensamiento en continuidad con el de la Patrística cuando afirma que no es la esclavitud del cuerpo la que hace daño sino la esclavi– tud del pecado, que es la verdadera y auténtica esclavitud del hombre. Los padres mantie– nen el convencimiento de que la libertad verdadera del hombre reside en el poder apartar– se del yugo del pecado; sin abandonar esta línea de pensamiento, y una vez sentado este principio, el da un paso adelante afirmando que "los negros son esclavos contra el derecho de gentes" 77 , ya que no son fruto de ninguna guerra justa en la que podrían haber sido mata– dos por el vencedor. Aquí tendrá también muy presente la reflexión de Francisco José de Jaca, quien, desde el derecho de gentes, deduce que para que una ley sea válida debe tener carácter universal, y no utilizarse con distintos criterios dependiendo de los intereses parti– culares de los individuos 78 • Con gran acierto, para probar que no se dan guerras justas entre los africanos, recurre a las condiciones señaladas por santo Tomás 79 , que posteriormente aplicará a los enfrenta– mientos de los negros, de donde obtiene el siguiente resultado: "Demuestro que no se dan las tres condiciones requeridas para la guerra justa, en esta guerra de los europeos" 80 • La cos– tumbre de comprar y vender negros por mucho que se haya extendido no debía impedir que prevaleciera la verdad. Puesto que la costumbre sin verdad es origen de error, los cristianos no están llamados a seguir la costumbre sino la verdad que es Dios, ymás cuando la costum– bre es una perfecta corruptela. Su reflexión destaca que no es suficiente eludir la propia res– ponsabilidad penal con argumentos jurídicos y morales, sino que la práctica concreta es la que posibilita el perdón. 73 Cf. Ibid., n. 44. 71 Ibid., n. 47. 75 Cf. Ibid., n. 48. 76 Ibid., n. 49. 77 Ibid., n. 50. 78 Cf. Resolución, n. 9, 11. 79 Cf.S. Th. II-Il,q.40. 80 Serviliberi, n. 55. Revista Summa Historiae Año 2, Nº 2 51

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