BCCAP000000000000075ELEC

UNA EMIGRACIÓN CON VALORES: EL APORTE DE LA FE 63 Podríamos presentarlo a partir de un pasaje bíblico (Gen 18,1-8), donde la actitud de Abraham es precisamente un modelo de acogida y compromiso solida rio: sale a su encuentro, se inclina como signo de respeto, les ofrece agua para lavarse los pies, les prepara un lugar a la sombra donde descansar, al tiempo que les da comida para reponer sus fuerzas... así, con esa ayuda, están preparados para seguir su camino. Presento este ejemplo, puesto que no a todos se nos pide unas acciones singulares, de corte heroico, pero sí un comportamiento donde el compromiso hacia el necesitado, desde nuestra cotidianeidad sea capaz de ofre cer un lugar donde descansar. Lugar que, lógicamente, no tiene porqué ser algo físico, sino que puede ser más una experiencia, una actitud de vida. Ese compromiso, que ha de ser por el hombre, supone un evidente des centramiento de lo que, desde otro contexto sería la actitud más normal y coti diana, pero no, desde una clave de fe, donde el valor del otro ha de ocupar tam bién un lugar preponderante. Al mismo tiempo, entender la relación desde un compromiso solidario, supone que no somos nosotros los únicos que podemos aportar algo, sino que la tabla de medida es otra muy distinta, donde es necesa ria la colaboración del mayor número de gente posible. Donde cada uno aporta algo y, lo que es más sorprendente, algo diverso. No todos tenemos que hacer las mismas cosas, ni vivir de la misma manera, pero sí tener la capacidad para contemplar al otro. Quizás, en un mundo como el nuestro, la capacidad de pararse para contemplar, cada día es algo más complicado e imposible, aunque sólo sea por la velocidad a la que transcurren las cosas en nuestras vidas, pero no cabe duda que el ser capaces de contemplar al otro, supone concederle la importancia que tiene en sí. En este sentido esa solidaridad se construye como movimiento, como forma de estar y de ser. Si hacer esto desde marcos de compromiso social es posible y cada vez más frecuente, lo que podemos ver tan sólo con volver la mirada hacia la ingente colaboración que aportan las ONGS como ámbitos de desarrollo y creci miento social, la respuesta ha de tener otra urdimbre desde el mismo momento en que a esa realidad, necesitada de una respuesta solidaria, le añadimos la fe, que nos debe llevar a afrontar dicho compromiso desde un concepto mucho más profundo, en la que se deberá hacer presente que estamos ante una opción, algo que hace posible esa diversa manera de medir a la que antes hemos hecho referencia. Nótese, en este sentido, que una verdadera conciencia solidaria, educada como tal desde los cauces de lo religioso, supone una opción abierta ante la necesidad, sin cuestionar nunca al diferente, ni siquiera en razón de pensar de diversa manera. Soy consciente que, esta manera de entender la solidaridad, no es común a todas las religiones, considerando alguna que, este tipo de actitud es una muestra de clara debilidad. Por el contrario, en una visión profunda,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz