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18 MIGUELANXO PENA GONZÁLEZ de primera actualidad. Él mismo ocupará el papel de profeta e iluminador de los nuevos tiempos, haciéndolo desde la recuperación de la ciencia fundamen- tal de los hombres; teniendo presente además que, la amplitud de límites de la Teología abarca también a su término y meta. Así, el oficio del teólogo, además del carácter profético y sapiencial, será también considerada por él como una vocación eclesial. Vitoria se siente plenamente libre para hablar y exponer, determinado por un compromiso, del que es plenamente consciente, y en el que quiere servir con toda responsabilidad. El servicio al Rey y a Dios lo reflejará incluso en los temas abordados en algunas de dichas relecciones, optando por una Teología de corte eminentemente práctico. La singularidad de Vitoria se pone de manifiesto en la atención que muestra a la tarea docente en el medio académico, dedicándose a ella con ahínco. No era cuestión simplemente de una buena elocuencia, sino de una elaboración cuidada y atenta, poniendo el acento en aquello que él conside- raba de mayor interés, aún a sabiendas que su auditorio no siempre iba a estar de acuerdo con sus opiniones. Desgraciadamente, las interpretaciones y estudios que se han hecho sobre estos temas, nos han ofrecido una visión sesgada de Vitoria, puesto que éstos corresponden en su gran mayoría a sus dos relecciones más polémicas, la de iure belli y la de indis . Aquellas que tienen un marcado contexto moral o, en su defec- to, a las jurídicas, considerando las otras como menos importantes en el conjunto de lo que éstas reflejan, por tener un contenido mucho más dogmático-teológico y, por lo mismo, también hoy menos asequibles para el gran público, pero no por ello menos valiosas. En este sentido, tampoco podemos olvidar cómo se da en Vitoria, una lógica progresión de pensamiento, en la que poco a poco va poniendo más atención hacia los temas de carácter jurídico o moral, que serán los que le permitan el calificativo de fundador del Derecho internacional. De esta manera, se puede llegar a hablar de una selección de los temas. No se trataba de algo fruto del azar, o de aquello que tenía simplemente mejor preparado, sino que había una intencionalidad precisa y concreta. De lo expuesto se concluye que Vitoria tiene conciencia de estar viviendo un momento singular y novedoso, es preciso preguntarse si ese momento es sólo fruto de su ciencia o, por el contrario, va vinculado al proceso de cambio que se vive la Universidad de Salamanca por estos años. Y, parece que esta segunda cuestión ocupa cierta relevancia, ya que el Alma Mater salmantina, tiene una clara vinculación y dependencia con el servicio que ha de prestar a los intereses del Estado y, de manera más concreta, de la Monarquía Hispánica, que no serán otros que los de la catolicidad. Es en este punto donde encontramos más dificultades, ya que no es fácil determinar los límites de lo que podemos considerar como «Escuela» y, todavía menos, «teológica». En este aspecto, contamos con la dificultad, a la hora de
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