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48 MIGUELANXO PENA GONZÁLEZ La Teología escolástica, aunque era la base de la fundamentación, no pare- cía ya suficiente, por lo que se empieza a elaborar una exégesis depurada, al tiempo que comienzan a buscar una apoyatura en pruebas históricas. De esta manera, las tesis en discusión podían ser agrupadas y ordenadas, al tiempo que se elaboraba un esquema doctrinal, elemento sumamente práctico y clarificador para los estudiantes. A ello ayudaba, también, la autonomía de pensamiento y el corporativismo de los maestros jesuitas entre sí. La Compañía, por otra parte, conocía el funcionamiento interno de las estructuras académicas, que comparará con todo lujo de detalles con aquello que será la ratio propia de los jesuitas. Al mismo tiempo, parece oportuno, antes de concluir, preguntarse qué entendemos por discípulo de la «Escuela de Salamanca», puesto que considerar por tal a aquellos que asisten a las lecciones de los grandes maestros en la cáte- dra de Prima y en el aula general de Teología parece excesivamente reducido, ya que las influencias y doctrinas de los maestros podrían venir por contextos y fuentes diversas. En este sentido, intentando delimitar algún elemento que nos permita catalogar a los que consideramos como discípulos, estaría el contacto directo con los maestros o, lo que es más importante, con su pensamiento. Así, como aspecto significativo, parece estar presente la utilización directa de las fuentes, traslados, copias o manuscritos procedentes, especialmente de Vitoria y Soto, utilizándolos para el día a día del aula, como algo totalmente asumido, considerando que es un manantial propio y una fuente común, de la que puedan beber con toda seguridad, incluso como medio oportuno para estar distantes de toda heterodoxia. Estos jóvenes teólogos intentan aunar dos líneas que, a partir de Cano, parecen encontrar nexos de unión: la Escolástica especulativa y la Teología positiva, abriendo así lo que podríamos denominar como una vía intermedia. El grueso de los discípulos será especialmente dominico, aunque no de manera exclusiva. Ellos son la facción más poderosa y lo hacen notar y saber en todo momento y, lo que es más importante, de diversas maneras. Por otra parte, se trata de un momento de fuerte auge y crecimiento de la Teología, que podría quedar representado visiblemente en la Universidad de Salamanca por la amplia- ción del general de Teología, en aquel preciso momento. No será fácil hacer una precisión en este momento y, los mismos estudio- sos, hacen listas diversas en las que no coinciden siempre los mismos autores. Tampoco parece suficiente el criterio de Belda Plans de limitarse exclusivamente a la Facultad de Teología de Salamanca, puesto que, como ya hemos afirmado, las confluencias son muchas y variadas 57 . Por otra parte, el magisterio no se 57 Cf. J. B elda P lans , “Hacia una noción crítica de la “Escuela de Salamanca”, en Scripta Theoló- gica , 31 (1999) pp. 395-407; I d ., La Escuela de Salamanca y la renovación de la teología en el siglo XVI , Madrid, BAC, 2000, pp. 751-824.
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