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LA «ESCUELA DE SALAMANCA»: UN CONTEXTO SINGULAR 47 nos diferentes, unos por la línea tradicional universitaria, y otros en el retorno a los Colegios, aunque desde una nueva concepción pedagógica identificada con la ratio studiorum de la Compañía de Jesús, que opta por una formación ad intra y que tendrá su reflejo en todas las demás Órdenes. Era el choque de un modelo renacentista frente a otro medieval. Por otra parte, no necesitan de la Universidad, puesto que ellos ofrecen todos los medios necesarios, desde la elaboración de las gramáticas, hasta la edición de los manuales, pasando por los medios necesarios. Con todo, será en el siglo siguiente cuando los jesuitas ocupen un papel significativo en la educación de la juventud. La Compañía, en su configuración propia, más allá de las fronteras del Imperio hispánico, pone de manifiesto que el acento salmantino no estaba en Vitoria exactamente, sino en el uso de la Summa y en el tomismo, en el que ellos pronto se convertirán en unos buenos especialistas. Su éxito estaba en la búsqueda concreta, así como en su adaptabilidad a la evolución histórica. En un primer momento los jesuitas procuran tener sus residencias próximas a las Universidades, pero pronto cambiarán este proceder por los centros propios de opinión y saber. En esta manera de proceder ha de entenderse la opinión del cardenal Francisco de Mendoza cuando afirmaba que Salamanca merecía una casa jesuítica, por encontrarse en dicha ciudad la Uni- versidad más importante de Castilla 56 . Así, igual que había sucedido con otras órdenes, la Compañía de Jesús se asienta a orillas del Tormes en razón de la Universidad. El Colegio de Salamanca tuvo un desarrollo rápido del que daría clara muestra su mismo proceso de construcción, incluso con la edificación de planta nueva del segundo Colegio que, llegaría incluso a competir en cuanto a arquitec- tura y volumen, con los dos grandes Estudios Generales de la ciudad: el de San Esteban y San Francisco el Real. Era la plasmación óptica de un poder intelec- tual, político y significativo de la Compañía ante la Universidad más importante de Castilla, con todas sus innumerables ramificaciones. El primer Colegio, en su misma evolución se sufragaría, al menos en parte, con los ingresos que Francisco Suárez recibía por la impresión de sus Disputationes Metaphysicae . El detalle resulta especialmente sugerente para hacer visible la importancia que adquiere la obra, que es fiel reflejo de la importancia que los jesuitas van adquiriendo con su pensamiento. No cabe duda que Suárez era un fruto granado de la intensa actividad apostólica desarrollada por la Compañía de Jesús así como de la misma «Escuela de Salamanca». Dos ámbitos que comenzarían también a caminar de la mano. 56  Cf. A. R odríguez G utiérrez de C eballos , “El primitivo Colegio de la Compañía de Jesús en Salamanca (1545-1665)”, en Miscelánea Comillas , 46 (1966) pp. 109-110.

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