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LA «ESCUELA DE SALAMANCA»: UN CONTEXTO SINGULAR 41 Domingo de Soto, por su parte, había considerado que las cátedras de Prima y Vísperas eran de Santo Tomás, pero del juramento al que se vio obligado a realizar ante el conflicto que surge por su sustitución entre los maestros Juan de la Peña, op , y Juan de Guevara, oesa , se deduce también que no se trataba exclu- sivamente de una cuestión doctrinal, sino que él mismo consideraba que dichas cátedras debían ser asignadas a dominicos, pues de lo contrario “no viniesen a la lección los frailes de su convento y, de esta manera, desterrasen de estas Escuelas a él y a ellos. Que podría ser que no viniésemos a ninguna disputa pública a las Escuelas” 48 . El peligro estaba precisamente en la identificación entre tomismo y dominicos o, lo que es lo mismo, entre una Teología escolástico-tomista y una institución, concreta y poderosa 49 . De otra manera, su espacio, seguramente, no hubiera resultado tan cuestionado, pudiendo mantener una interpretación más corporativa sobre la Teología tomista. Esta cuestión tendrá su prolongación en las cátedras o partidos de Órdenes, que intentarán poner remedio a este problema. Esta particular ascendencia, identificada en el hecho de que sólo un domi- nico pudiera garantizar la correcta interpretación tomista, será la manera de argumentar en las siguientes décadas, apareciendo siempre como demostración en los claustros y oposiciones por parte de los dominicos 50 . Pero si esta es la realidad fundamental, no se puede tampoco descuidar que el mismo hecho de la importancia que adquiere la Academia hacia el exterior y, especialmente en el contexto de la Monarquía Hispánica, lleva a que otras instituciones muestren también un profundo interés por recuperar y obtener algún espacio de preponde- rancia en el contexto docente. 7. Un cambio generacional Una atención especial requiere la figura singular de fray Luis de León, que consideramos como uno de los modelos del cambio generacional. Se trata, por otra parte, del referente agustino por excelencia. Como ya ocurriera con Fran- 48 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sección pleitos civiles , Escribanía Lapuerta (F) c. 1438, 8, f. 15v. Citado por: J. B arrientos G arcía , La Teología, siglos XVI-XVII... , p. 214. 49 Si en este momento hemos de identificar el cambio generacional, en 1627 podemos situar el definitivo cambio de paradigma, cuando en los estatutos se limita ya formalmente la explicación teológica a San Agustín y Santo Tomás, como veremos más adelante. 50 Clara Ramírez lo expresa con gran acierto: “La pugna posterior, muy evidente entre los teólogos universitarios de Salamanca después de 1570, se centró en demostrar cuál de las Órdenes podía interpretar mejor a Santo Tomás. Los dominicos sostenían que ellos eran los más autorizados, no sólo porque Santo Tomás perteneció a la orden, sino por que Vitoria fue quien lo implantó en las cátedras teológicas salman- tinas. Los agustinos se abrían espacio con sus particulares interpretaciones del nuevo doctor de la Iglesia y trataban de legitimarlas por su propia independencia doctrinal. Resultan ilustrativas las multicitadas palabras de fray Luis de León: «...Ninguno tan desapasionadamente puede interpretar a Santo Tomás como los agus- tinos: porque no hemos jurado en las palabras de Escoto, ni de Santo Tomás, sino en la verdad, y podemos decir: nullus addictus jurare in verba magistri ...»”. C. I. R amírez G onzález , La Universidad de Salamanca en el siglo XVI... , p. 173.
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