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38 MIGUELANXO PENA GONZÁLEZ específico, la cura animarum 41 . Trento se convirtió también en una oportunidad e impulso para los contextos universitarios, que veían cómo progresivamente aumentaba la matricula en Teología. Ya no era sólo cuestión de buenos maestros, sino que la insistencia por parte de los Padres Conciliares en la cualificación de aquellos que habían de acceder a las órdenes sagradas, de manera especial con unos estudios que le permitieran desempeñar dignamente y con provecho el ministerio, hizo que todos buscasen precisamente esa preparación que les abriese las puertas de una vida más holgada, a partir de un beneficio o un puesto insti- tucional en las estructuras de la Corona de Castilla. La «Escuela de Salamanca», de esta manera, era un elemento de confirma- ción de las aportaciones conciliares, lo que en el estudio de la Sagrada Escri- tura se expresaba en la plena asunción del tomismo, que podía ser identificado como la Teología segura, en recuerdo de las luchas de décadas anteriores, en la utilización de las tres vías. Por lo mismo, y ante el riesgo de lecturas sesgadas, o interpretaciones más reductivas 42 , Clara Ramírez afirmaba que, “la segunda mitad del siglo XVI era un ámbito de discusiones teológicas muy amplio y crea- tivo. Si bien existía una fuerte tendencia por imponer el tomismo como la línea ortodoxa, existían asimismo márgenes amplios para diversas preocupaciones” 43 , lo que permitía tener un ambiente intelectual múltiple donde podían tener cabida visiones diferentes. Es preciso tener presente que lo académico, no era el único ámbito de difu- sión de un pensamiento, de una doctrina o de una manera de afrontar la vida, sino que estaban los contextos propios de la época, entre los que sobresale el ministerio de la palabra, especialmente identificado por medio de la predicación, como lugar oportuno y adecuado. No se puede olvidar que todo el siglo XVI, en el entorno castellano, aparece recorrido por grandes teólogos, pero todavía con mayor profusión por predicadores y maestros de vida espiritual, llegando a sectores mucho más amplios, en donde un mensaje era asumido en su amplia riqueza, al tiempo que los individuos se convertían, en efecto multiplicador de 41  No se puede tampoco olvidar que, precisamente en esta cuestión habían jugado un papel singular los teólogos de la Península Ibérica, en la tercera parte del Concilio, especialmente en relación a las cues- tiones disciplinares (defectos en la misa, órdenes y ordenandos, vida de los clérigos...). Cf. C. G utiérrez , Españoles en Trento , Valladolid, Instituto Jerónimo Zurita, 1951. 42  Belda Plans mantiene una lectura unilateral acerca de qué es la Escuela y quiénes son hijos de la misma, cf. J. B elda P lans , La Escuela de Salamanca ..., pp. 162-166. Consideramos que su lectura es exce- sivamente unidireccional, sin valorar suficientemente que la obra de Santo Tomás está presente no sólo en las aulas universitarias, sino que es el medio común en los diversos ámbitos de lectura de la ciudad, especial- mente en los Colegios y conventos de jesuitas, agustinos, benedictinos, mercedarios, trinitarios, carmelitas, así como aquellos que se incorporarán más tarde. 43  C. I. R amírez G onzález , La Universidad de Salamanca en el siglo XVI... , p. 175.

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