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LA «ESCUELA DE SALAMANCA»: UN CONTEXTO SINGULAR 35 teológica, en la que siempre se seguirá la senda marcada por los maestros domi- nicos que ejercieron su profesorado en Salamanca entre 1526 y 1560. Todos estos autores ayudan además a una difusión de la reflexión en un sentido amplio; de otra manera, la Teología hubiera sido una posibilidad redu- cida que, como veremos más adelante, perderá su importancia cuando se quede exclusivamente en cuestiones ad intra , en el contexto teológico formal, identifi- cado de manera singular por las controversias de la gracia. De manera amplia, también estos autores –sin ser propiamente teólo- gos– cumplen además gran número de las características propuestas por Andrés Martín, como aquellas que determinarían la configuración propia de la Escuela. Especialmente la liberación de las metodologías institucionales y del verbosis- mo, la atención a los problemas de actualidad, la vuelta a las fuentes de la Tra- dición y el uso cada vez más frecuente de la Summa 36 . No resulta excesivamente complicado ver cómo se asume la línea de pensa- miento, en detalles tan significativos como el uso de la Summa , que no será sólo utilizada desde la Teología, sino también desde el Derecho, como en el caso del mismo Doctor Navarro 37 . Si algo caracteriza, de manera amplia, a estos maestros es el hecho de no tener fronteras, de ser personajes con una honda influencia en los distintos luga- res en los que se va desarrollando su vida y por los que van pasando de manera sucesiva, construyendo una amplia tela de contactos y relaciones que no tendrá límites. Si recurrimos a los epistolarios de estos o de otros personajes de esta época, vemos cómo esto aparece como algo elocuente, siendo exponencial el 36  “1) La eliminación de cuestiones inútiles e impertinentes, últimos vestigios del verbosismo; 2) la superación del espíritu de escuela, especialmente destacable en las primeras décadas; 3) la continuidad doctrinal; recogen y enriquecen la herencia medieval. Y la exponen de modo que responda a las preocupa- ciones del hombre de su tiempo; 4) la vuelta a las fuentes, Sagrada Escritura, Santos Padres, magisterio de la Iglesia. En este campo es de notar una notable progresión entre la praxis de Vitoria y de sus discípulos y un llamativo choque entre la teoría y la práctica del maestro. Los alumnos aplican la doctrina en su integridad; 5) la atención pastoral y moral a los problemas relacionados con el hombre de su tiempo: gracia, libertad, sacramentos, justificación, derechos del individuo, de la sociedad nacional e internacional, guerra, paz, conquistas, mendicidad, limosna; 6) buen gusto literario, claridad de la exposición, juicio equilibrado; 7) valoración de la verdad en sí y búsqueda incansable de la misma, frente al positivismo de las autoridades y de las escuelas teológicas; 8) introducción de la Suma teológica como libro de texto de la Facultad de teología. El amor a la verdad los sitúa por encima de cualquier adhesión antecedente a un autor o a una escuela, sin la valoración correspondiente de las razones. Buscan la verdad, y Santo Tomás les ayuda a encontrarla. Si no la encuentran en él, no se detienen; 9) una auténtica teoría sobre la capacidad de progreso del hombre, heredada de la época anterior, ayuda a la penetración y clarificación de las materias estudiadas; 10) progreso en la reflexión metodológica hasta la codificación de Melchor Cano en De locis theologicis . El método es medio de hacer teología, no fin en sí mismo; 11) en determinados casos, transmisión de trabajos y manuscritos a los sucesores de la cátedra”. M. A ndrés M artín , La Teología Española en el siglo XVI… , t. II, pp. 371-372. 37  Lo hemos contrastado en su Comentario resolutorio de cambios , constatando que cita sucesivas veces la Secunda Secundae en las cuestiones 58, 59, 77 y 78. Cf. M. de A zpilcueta , Comentario resolutorio de cambios , A. U llastres - J. M. P érez P rendes - L. P ereña (eds.), Madrid, CSIC, 1965.

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