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LA «ESCUELA DE SALAMANCA»: UN CONTEXTO SINGULAR 25 estar en el seno de las mismas líneas teológicas católicas, enfrentadas a partir de la interpretación más o menos rigorista de dicha Teología escolástica. La evolución que supone la tradición salmantina, aparece especialmente clara en Domingo de Soto, desde el momento en que él mismo sostiene que la Teología es una ciencia, como «hábito de conclusiones probables» 17 . Así, en el centro del discurso, se sitúa la Teología, valiéndose de otras ciencias, pero ocu- pando un lugar indiscutible y preeminente. Con la destreza que él había tenido, desde el ámbito del magisterio, hasta el conocimiento concreto que le impelen las nuevas realidades a debate. Soto vive la misma experiencia, que podría estar presente en Vitoria: la necesidad de la renovación urgente de la Escolástica, acción que se consolida en Salamanca, por lo que había supuesto ya en aquellos mismos años Vitoria, así como por la fuerza que los dominicos tenían en la Universidad de Salamanca 18 . Los enfrentamientos ayudarían también a depurar el método teológico, obligan- do a los maestros a un esfuerzo mayor de síntesis y comprensión de aquello que estaban comunicando, convencidos éstos de que actuaban de manera correcta. El año 1545, supone un quicio en la Teología católica, por el acontecimiento sin- gular de un Concilio; la actitud de estos maestros marca un antes y un después, donde Soto es un punto relevante de capacidad sintética y de propuesta teológica concreta. Es aquí donde ha de ser reconocido el valor único que supone su Trac- tatus de Iustitia et Iure que, antes de nada, es Teología práctica proponiendo o consolidando una vía nueva, con una metodología propia, que va determinando un saber y una ciencia independientes. El teólogo ha de estar sujeto de manera indisoluble al Evangelio y, a su tiempo, a la ley de la justicia, que serán los medios eficaces en los que su especial ministerio eclesial quede atestiguado. 4. La implantación del método A partir de 1525, como se deduce de lo anteriormente expuesto, la Teo- logía positiva comienza a ocupar un papel relevante en el marco salmantino, precisamente en el momento en que Melchor Cano asiste a las lecciones de Vitoria. La Teología gana fuerza, especialmente por la renovación que supone el pensamiento de los autores llegados a Salamanca y que, progresivamente, se van configurando como una fuerza de reflexión y confrontación, que termina- rá por denominarse como Escuela. Entre los logros de las décadas siguientes, 17 Cf. C. P ozo , La teoría del progreso dogmático en los teólogos de la Escuela de Salamanca , Madrid, CSIC, 1959, p. 82. 18 Cf. C. I. R amírez G onzález , Grupos de poder clerical en las Universidades Hispánicas. I. Los regulares en Salamanca y México durante el siglo XVI , México, UNAM, 2001; I d ., La Universidad de Sala- manca en el siglo XVI. Corporación académica y poderes eclesiásticos , Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2002.
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