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comunitaria no se agotará en la romería, sino que podrá mirar hacia la comuni- dad de los creyentes. 4. LA CULTURA COMO MEDIO DE DIÁLOGO CON EL MUNDO 27 Es muy posible que el mayor problema que vive hoy la religiosidad popu- lar sea el del reduccionismo cultural, ya que la simplificación de la fe a cultura siempre es una tentación y peligro. La religiosidad reducida a cultura favorece infinidad de intereses particulares, por lo que es constantemente utilizada en este sentido 28 . La experiencia tradicional se sitúa en una línea diversa, ya que, “cul- tura y fe no se han confundido en la evangelización, aunque afortunadamente se han dado unidas. Pero la fe ha purificado moldes culturales e incluso los ha cri- ticado desde las necesidades de su evangelización” 29 . Es normal que, entre los distintos sectores de una cultura, se produzcan ten- siones y convergencias, que pueden ayudar a la purificación. Es esa la experien- cia de veinte siglos de cristianismo en los que la misma religiosidad popular ha desarrollado un determinado tipo de cultura, que ha tenido una buena recepción y acogida en la vida del pueblo. Hoy en día, esos datos objetivables que ha apor- tado la fe, son rechazados u ocultados, y se pone todo el acento en la promoción del individuo y su independencia por encima de la tradición y el sentido comu- nitario; de aquí el carácter tan atrayente que puede tener una cultura que tiende hacia una globalización, valiéndose de las expresiones del pasado, como ele- mentos simplemente festivos. Los individuos, convencidos del gran desarrollo alcanzado, tienen la sensación, desde una opción más globalizadora, de grandes posibilidades con las que hasta ahora no se había ni podido soñar, incluso se vive la experiencia de tener una mayor libertad, aunque ésta queda totalmente deter- minada por fuerzas de las que los individuos no llegan siquiera a ser conscien- 70 LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN LOS ESCRITOS DE... 27 El tema del diálogo Iglesia-Mundo fue un tema especialmente entrañable para nuestro amigo Julio, y así se refleja de sus múltiples publicaciones sobre el mismo, cf. Id., “Encarnación e Iglesia”, en Diá- logo Ecuménico 19 (1984) pp. 139-202; Id., “Cristo, Reino, Mundo, tres referencias obligadas para la acción pastoral de la Iglesia”, en Salmanticensis 37 (1990) pp. 177-200; Id., “El hombre: tema del diálogo Iglesia- Mundo”, en Studium Legionense 33 (1992) pp. 75-96; Id., “Diálogo con el Mundo”, en Revista de Pastoral Juvenil n. 329 (1995) pp. 3-27; Id. “Diálogo”, en R. Calvo (ed.), Diccionario del Animador pastoral , Burgos 2005, pp. 318-323. 28 “No es la cultura lo absoluto a lo que la Iglesia debe tender. La cultura en la evangelización siem- pre desempeñó una tarea funcional... A veces ciertas corrientes antropológicas en boga privan a las culturas de sus contenidos más preciosos. Y en el caso de la religiosidad popular, es frecuente que, cuando desaparezca la fe, aparezcan los mercaderes”: Id., “La religiosidad popular y la acción pastoral de la Iglesia”, en o.c. , p. 166. 29 Ib . “No es el arte o la cultura lo absoluto a lo que la Iglesia debe tender; el arte en la evangeli- zación siempre desempeñó una tarea funcional. Desde la verdad de los hechos, ésta es la tarea del arte a la vista de la Iglesia, pero ¿podría realizar una misión más hermosa que ésta? ¿No ha quedado absolutamente dignificada desde su encuentro con la fe? A veces, ciertas corrientes antropológicas en boga privan a la cul- tura de sus contenidos más preciosos”: Id., “Semana Santa: Tradición y Evangelización”, en J. R. Flecha Andrés – J. A. Ramos Guerreira, Comentarios en torno a los días santos , Zamora 1994, p. 16.
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