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indios me ven tan sin temor, me temen a mí. A los demás padres no han faltado sus asaltos, que creo darán cuenta. Y así digo mi padre, que de los grandes hay poco que esperar y no mucho. Y en este parecer estamos el P. Basilio e yo, de los pequeños mucho fruto se esperará si los pudiéramos sacar de entre los viejos, pero como están entre ellos pégaseles su sarna, y nos los llevan cada paso a los montes, tan que se ha de malograr nuestro trabajo, si bien Dios Nuestro Señor justificará su causa y el Rey nues- tro señor descarga su conciencia. Tres pueblos tenemos habiendo sacado la gente de los montes con harto trabajo, y pienso que ahora será más fácil de juntarlos por- que el Rey tiene soldados en esta provincia, que habrá veinte días que han llegado para defensa del inglés o holandés pirata que anda en el Mar del Norte robando la costa de Cartagena, y que pretende señorearse de esta provincia y entrarse a robar [en] la costa del Mar del Sur de Panamá, y la plata que viene del Perú, que ya en una oca- sión robó el navío de oro, habiendo entrado por donde ahora pre- tende. Y esta gente es vilísima y interesada y así fácilmente se hacen amigos del enemigo y le dan entrada como ahora lo tenían intenta- do; por cuatro hachas y machetes que les dan. El paraje por donde el enemigo quiere entrar, está en el paraje que toca a los padres dominicos, que los nuestros parajes son muy fragosos y que al ene- migo no le está bien el pasarlos, de más que es mucha la tierra que hay que atravesar. Niños se han bautizado cantidad de ellos, sólo con esperanzas de que si alguno se muere antes de la edad de adulto, se irá al cielo como lo han logrado ya algunos. [¡]Bendito sea el Señor[!] Grandes, ni el P. Fr. Basilio ni yo, no hemos bautizado alguno, ni bautizare- mos si no es in articulo mortis y después de larga prueba por las razones otras. El P. Fr. Francisco ha bautizado algunos: 16 grandes y muchos muchachos adultos; los muchachos por niños, los grandes porque le pereció que sabían, y estoy con harto cuidado de cuando los ha de conocer su poca fe. Y los ha de dejar (f. 16v) con la tram- pa porque tiene el santo padre una condición, que al paso que es colérico en diciéndole una palabrita dulce se tuerza. Y los cree como si dijeran el Evangelio por lo cual ha tenido o incurrido, nota de fácil y ligero en creer, porque a los que hoy apoya y le parece bien, 1044 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ

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