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don Julián dispuso el camino habiéndole ya los indios para que lle- vasen el hato, tardamos ocho días en llegar al sitio donde ahora estamos. Cuales son los caminos, sólo digo que fue patente mi logro el (f. 24v) no despeñarnos. El padre Lorenzo caminó en hom- bros de indios en una hamaca. Llegamos a este sitio víspera de San Antonio de Padua, aunque yo rendido de las cuestas llegué dos días después, porque me quedé en casa de un indio. El temple no es muy malo, mucho mejor que el de Cartagena y Panamá. Estamos cerca de Urabá que [es] una de las provincias que pertenecen al Darién, allí están los padres de Andalucía, si bien ya no ha quedado más de uno que es el P. Fr. Diego de Guadalcanal. El P. Fr. Gaspar de Sevilla he sabido se está aún en Cartagena con otro compañero. El P. Diego nos envió el otro día mucha parte de la provisión que tenía, Dios se lo pague, porque como ahora estamos en soledad no dejará de haber necesidad. En este sitio se funda lugar y se juntarán hasta 24 casas que tendrán hasta doscientas almas; ahora comienzan a plantar yucas, ñames y plátanos, y dispondrán tierra para sembrar maíz que cogerán para enero, y así hasta entonces no podrán tener mucho asiento en el lugar. Viven estos indios apartados unos de otros en sus estancias, cada uno es señor en su casa, es gente bárbara y que primero es necesario enseñarles a ser hombres que cristianos. Andan de ordi- nario totalmente desnudos, de cuando en cuando se visten. Un tunicón que les cubre todo el cuerpo hasta casi los pies es de algo- dón. Las mujeres de la cintura abajo andan cubiertas, si bien las de la Gorgona, que es otra provincia que toca a ésta, están totalmente desnudas. Las de Urabá traen cubiertas las vergüenzas. Son los indios de esta provincia belicosos mucho, pero no comen carne humana como los maritueses que están aquí cerca, cosa de 20 días de camino. Hánnos recibido con cariño, hay entre ellos algunos cristianos, pienso que en toda la provincia llegarán a seiscientos, pero están tan bárbaros como si no lo fueran; nuestros son los que saben qué cosa es ser cristiano, porque no se atiende a industriar- los y así tendremos mucho que hacer. Sólo se le atiende por la mayor parte al trato y al adquirir dineros o plata, por lo cual, aun- que estén enfermos en sus estancias nadie los busca ni administra sacramentos si ellos no vienen al lugar o casa del padre a recibir- los, aunque mueren como bestias y muchos sin bautismo; no qui- 1024 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ

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