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balance. Déme el Señor su ayuda, y suplico a vuestra caridad no me falte con sus oraciones, que cierto que a no venir prevenido por muchas almas santas de diversas partes, que pintaron la jornada por sus puntos como pasa, tuviera mucho trabajo, pero Dios, como padre de misericordia quiso manifestarles los sucesos, y en particu- lar el de haber uno que fluctuase y que hubiese cuidado de ani- marle. Sea el Señor bendito por tanta misericordia. Díjele al Hno. Fr. Francisco, como ya estaba confirmada la misión por la provincia, y no parece que le hizo buen estomago, porque no se si juzga que con eso se le quitó la jurisdicción que juzgaba tenía. Todo el daño fue hablar con él las cédulas reales. Las cartas de don Gabriel de Alarcón, que entendía que eran del Consejo y por la misión, sólo eran suyas de don Gabriel, enco- mendando la persona de Fr. Francisco, y así suplico a vuestra cari- dad que saque despachos del Rey para la provincia, y disponga las cosas con todo aprieto y prudencia, y lo mismo de Roma, porque el P. Fr. Gaspar, en ausencia del P. Fr. Manuel, me dijo que toda la autoridad que traía en orden a la misión era comunicada del P. Prefecto. El P. Fr. Manuel, no obstante que él había sido nombrado sub nomine proprio de la Sacra Congregación, sin dependencia de la provincia, y a que él había nombrado al P. Fr. Manuel, y así al punto que salió provincial nuevo, pidió nuevo nombramiento suyo (f. 21v) a la Sacra Congregación y le tiene ya. Y me dijo también que en su archivo tenía la provincia de Andalucía, declaración de la Sacra Congregación como los legos no son misioneros, y que así podían los provinciales enviar los que les pareciese ser convenien- tes, y que él los había nombrado sin otra orden. Y me dijo dicho P. Gaspar, que sólo la esperanza puede mos- trar y enseñar cuáles han de ser los sujetos para este ministerio, y que estaba harto hasta los ojos, por las muchas impertinencias de muchos y no poder corregirlos como era razón. De todo esto doy cuenta a vuestra caridad, para que atentamente repare en las cosas. Y suplico a vuestra caridad se sirva de remitirme algunos religiosos, porque de Fr. Francisco ni aun Lorenzo no hago caso, bien creo no será de este parecer el Hno. Fr. Francisco, porque sólo quiere que se provea conforme a su gusto. No me ha dicho nada pero bien veo en lo que tengo esperanza no gustará que vengan. Yo le suplico a vuestra caridad me los remita y fíe de Dios, porque cuando por 1020 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ
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