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est sentiendum altissime et piissime” ( Hexaem ., coll.9, n.24: V, 37a), lo que se muestra en su sentido eminentemente práctico y crítico frente a todo lo institucional que no respeta suficientemente, y en su propia independencia, a los individuos. Al mismo tiempo, se hace vida compartida, en dos horizontes que han sido fundamenta- les en su vida: por un lado, en una vida fraterna franciscana, como lo es la de los Hermanos Menores Capuchinos, que ha configurado y orientado su vida en el día a día, y la Comunidad de Cursillos de Cristiandad, en la que él ha estado fuertemente implicado en su renovación y crecimiento, incluso en la singular evolución que ha vivido el grupo de Salamanca, pasando de un simple movimiento a una comunidad de vida. Los dos ámbitos muestran con claridad su experiencia personal del ministerio sacerdotal, en servicio y entrega desinteresada. Como fundamento a estas vivencias han estado siempre dos grandes columnas, que son también dos fidelidades y constantes en su vida, aquellas que han sustentado las presencias y convicciones durante largos años. Se trata de la referencia al Evan- gelio y al hombre actual, expresado incluso en el axioma clásico, que tanto le gusta repetir: Amicus Plato, sed magis amica veritas . Será precisamente este detalle el que a unos los ha acercado para siempre, mientras que a otros los ha distanciado... Su encuadre antropológico, al mismo tiempo, es también una actitud personal ante el ateísmo contemporáneo, en el que se muestra con una actitud crítica, pero de constante diálogo, llegando incluso a considerar que también en el error está Dios, aunque a veces resulte difícil reconocerlo. Por lo mismo, desde su experien- cia, la atención intelectual al tema del ateísmo contemporáneo, por parte de un creyente, se convierte no sólo en una elección, sino en un servicio y en una vocación de diálogo sincero, sabiendo que: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1). En ese diálogo, por lo mismo, es donde será posible llegar a la plenitud, lo que el mismo San Buenaventura había manifestado: “... haec est tota nostra metaphysica: de emana- tione, de exemplaritate, de consummatione” ( Hexaem ., coll.1, n.17: V, 332b). PRÓLOGO 7

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