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LA ABADIA DE ARTAIZ, ANTIGUO SENORIO, EN LAS VISITAS PASTORALES Visitador Miguel de Ollacarizqueta ( 1 54 1- 15 50) Luego de regresar el obispo Ilmo. D. Pedro Pacheco de su visita pastoral a la ciudad de San Sebastián, encomendó al arcipreste de Ibargoiti, D. Miguel de Ollacarizqueta, comisión análoga de visita para el lugar de Arteyz, que formaba parte de su arciprestazgo. Es de suponer que, por consigna del obispo Pacheco, el mismo día de su llegada al lugar d e Arteyz mandó que, en s,u presencia y ante el notario Joan d e Berrade, se hiciera inventario de todos los bienes pertenecientes a la iglesia parroquial de San Martín. Y con el «Manifiesto sea a quantos el pnte. Inbentario y fenescimiento de cuentas ... » fechado el 5 de enero de 1541, se abre el «Libro de la Ygleisa de Arteyz». Se da noticia de un retablo principal «pintado en pincel de oro y con diversas colores»; d e una cruz de plata, que pesaba unos seis marcos y de un cáliz d e plata que pesaba tres; de un crucifijo de bulto; de un par de incensarios d e fierro; y d e diversos paramentos sacerdotales, como una capa d e terciopelo tripa colorado, unas casullas de media grana y de terciopelo carmesí, y d e unas «camisas (albas) con sus amitos y cintas ... » Entre las propiedades prediales, hay unas adscritas a la ermita de San Miguel y otras a las derruidas de San Cirstóbal y de San Salvador, que suman en total 19 cuarteladas, repartidas en tres lotes. Son propiedad directa de la abadía o iglesia parroquial de San Martín otros 19 lotes de tierra que componen juntos 32 robadas, 48 cuarteladas y 6 almudes. En término de Idoate, 21 piezas, propias de la ermita de Santa Catalina de Arteyz, con 26 y 112 robadas, 16 cuarteladas, 2 peonadas y 20 almudes. En inventario posterior, del año 1598, copiado tardíamente («Libro ... de Arteyz», f. 222-225) se distingue entre «Tierras de la abadía», en que se incorporaron las de San Miguel, San Salvador y San Cristóbal, y «Tierras de la primicia». Las «tierras de la abadía» medían 37 robadas, 40 cuartala- das y 6 almudes, en tanto que las de la «primicia» apenas alcanzaban las 12 robadas, 39 cuartaladas y 6 almudes. Un robo vale cuatro cuartales y 16 almudes y una peonada se equipara a la media robada. Sospecho, aunque no estoy seg,uro, que de las tierras d e la abadía y de sus ermitas y de las mandas testamentarias en provecho d e las ánimas tendría que sustentarse, harto frugalmente, el abad o rector; porque los frutos primicieros, de cuya administración se le exigía cuenta rigurosa, se destinaban a obras y atenciones del culto. Además del rector o párroco formaban la comunidad clerical de Arteyz cuatro beneficiados. Cuando la visita del bachiller arcipreste Ollacarizqueta ejercía de rector don Pedro de Urroz o D. Pedro Ozcoydi (Ozcoyti); beneficiados, don Juan de Ayanz y D. León de Aldunate, presentes; y D. Juan d e Mearin y D. Gil de Salinas, ausentes. Tan menguadas eran las rentas de sus respectivos beneficios, que rara vez cumplieron con su carga d e asistencia coral más de uno o dos, entre los cuales se distribuían las tercias y la gruesa. Con solemnidad que no vuelve a reseñarse en ninguna de las ocasiones venideras, el visitador Ollacarizqueta no solamente recibió juramento del rector y del primiciero, sino de todo el vecindario de Arteyz, congregado en la iglesia parroquial, «sobre la seynal de la cruz y sanctos quoatro

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