BCCAP000000000000048ELEC

a la casa e iglesia de San Ignacio de Loyola, de la extinguida Compañía, hasta tanto que puedan reintegrarse a su convento propio. Allí se mantu- vieron hasta el año 1806 en que, por las reiteradas instancias de los veci- nos de Urdax y de Zugarramurdi y previa la autorización real, accedieron a regresar; pero de los 20 religiosos que emigraron, apenas si media docena pudieron reintegrarse, porque ni se habían habilitado más que ocho habita- ciones y algunas dependencias, como la cocina y la bodega para la sidra, ni el convento podía asegurarles un regular sustento. Hubieron de dispersarse por las parroquias de Navarra y de Guipúzcoa; alguno se quedó en Vizcaya ( Busturia ) de donde era originario. El 28 de noviembre de 1806 comunicaba el abad don Agustín de Sanz- berro a la Excma. Diputación la vuelta de sus religiosos los días 19 y 21 de aquel mes; y la Excma. Diputación les felicitaba sinceramente por su coraje en arrostrar tantos obstáculos, singularmente de índole económica y de incomodidad residencial 43. Los desperfectos de la ferrería, mejor, de las ferrerías (porque el mo- nasterio había completado la ferrería vieja con una ferrería menor) habían sido reparados para el año 1800; su producto hasta el de 1802 se valoró en 10.000 reales de plata". Confióse su administración al canónigo pre- monstratense P. D. Antonio Arrózpide. Arqueros del depósito de la ferrería habían sido hombres ilustres, lo que prueba su complejidad administrativa y su importancia presupuestaria: el visitador general, fray Miguel de Alde- coa; los predicadores fray Bernardo de Aguerrebere y fray José de Garai- coechea (futuros abad y prior) arqueros simultáneos; el mismo fray Ber- nardo con el abad jubilado fray José de Alzuguren; los futuros abades fray Juan Bautista Bengoechea y fray Agustín Tomás Jubil; el prior fray Pedro de Sotillarena a una con el cronista fray Bartolomé Josué; y los también futuros abades fray Agustín Sanzberro, fray José Matías de Elizalde y fray Francisco Esteban de Miranda ". De la cuenta que con fecha 19 de diciembre de 1804 remite el P. Antonio Arrózpide se infiere que la ferrería monacal de Urdax podía fundir y labrar unos 1.200 quintales de hierro al año, cuyo valor se calculaba en 96.000 reales de plata; y que para esa fundición y labra se requerían 6.500 cargas de carbón. En 1740 habían declarado el prior fray José de Garaicoechea y el administrador, fray Pedro de Lastiri (nat. de Errani) que se veían pre- cisados a comprar anualmente 20.000 cargas de leñas en Ainhoa, para redu- 43 AGN, Negocios Eclesiásticos, leg. 7, carp. 23. Respuesta de la Excma., del 29 de noviembre de 1806. 44 "Notas y advertencias ..." 1802-1807: APU. 45 "Libro de Caxa de la Secretaría de Sn. Salbador de Urdax": APU.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz