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Y la arrendaron al ferrón Hernando Lloparay. Apeló Baztán contra el monasterio, no por el resurgir legítimo de su industria, sino porque el nuevo arrendatario había talado árboles cuando aún no estaba labrante la ferrería y porque, puesta en funcionamiento, no había respetado en sus cortes la distancia de 30 codos entre roble y roble, contra lo ordenado por la sentencia arbitraria de 1584. Y la Corte y el Consejo de Navarra, por sentencia de vista de 7 de marzo y de revista de 22 del año 1664, le prohi- bieron, en atención a la demanda del valle, cualquier tala o desmoche en sus comunes. (Archivo Baztán, «Urdax».) La ferrería nueva, la Baqueol~ o de paz, que se había erigido a costas comunes en la enderecera llamada Azcar, más arriba de la peña, orillas del Orobidea, continuaba desmantelada y muda. Los premonstratenses de Ur- dax proponen a las autoridades baztanesas repararla y ponerla en marcha. El valle, temeroso de un progresivo descuaje de su patrimonio forestal, se muestra roncero. Recuérdanle aquéllos que, a tenor de la cláusula séptima de la sentencia arbitraria de 1584, aprobada por el Consejo de Navarra en 18 de junio de 1591 y ejecutoriada, a nombre de Felipe 11, en 27 del mismo mes y año, quedó estatuído que, caso de arruinarse la ferrería Baqueola, por incendio o por derrumbe, ambos contratantes estaban obligados a su reedificación y perpetua conservación para común aprovechamiento; la pri- mera Baqueola se arruinó y ermó; y la ferrería vieja estaba a riesgo de arruinarse y de ermarse por la venta de leña y de carbón que venía haciendo el valle. De Aguiregui, que era «el mejor monte de toda la jurisdicción de Baztán*, había enajenado 18.000 cargas de leña de haya, a dos tarjas la carga, con grave perjuicio del monasterio y del mismo valle. «Por el mismo defecto y falta de montes» apenas si la dicha ferrería vieja había podido trabajar seis, siete y tal cual año hasta ocho meses. A fin de obviar temores, propone la comunidad monacal levantar una ferrería menor, que apenas dispone sino de martinete, y no ferrería mayor, como fue la de Baqueola; y promete la entrega anual de 800 quintales de hierro bruto, fundido en la ferrería vieja, para que lo labre la nueva; y un salario de cuatro reales por quintal de seis arrobas que se le devolviese labrado a su satisfacción; el pago se hará de tres en tres meses, en metálico, una vez enajenado el producto; o al contado, en hierro, al precio corriente. Al terminar el año, una vez deducidos los gastos, se distribuirá el rema- nente a prorrata entre ambos porcionistas. Con lo cual saldría beneficiada la universidad de la tierra y valle de Baztán, porque le resultaría la carga de leña no a dos sino a tres tarjas. Propone asimismo el monasterio una explotación racional del monte Aguiregui a lo largo de 30 años para la nueva ferrería; pues se le antoja desaforado el modo que intenta el valle con la licencia otorgada a don Juan

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