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deduce que el 17 de septiembre de 1727 (los cuatro coinciden en el año) se presentaron en el Palacio de Arrachea, hacia las diez de la noche, cuando los inquilinos dormían, Martín de Goyeneche arrendador del Palacio y de sus haciendas, el maestro Juan Joseph Morales, Juan de Mendinueta, el escri- bano real Pedro Joseph de Narbarte, acompañados de los vicarios de Ciga, Irurita y Almándoz, los sacerdotes Francisco de Arizcun y Matheo de Mendi- nueta y otros, hicieron levantarse a los que dormían y les mandaron salir del Palacio, y después de que hubieron desalojado llegaron dos capuchinos a ini- ciar el hospicio, dándoles posesión el escribano. Los detalles del incidente varían en las distintas versiones. Martín de Martiarena, un poco enojado dice que «haviendo entrado en dha casa sacaron de ella a dos caseros que ocupaban los quartos altos de la casa y haviendo bajado a los que en que vivia el que depone le dijo el dho Martin de Goieneche que era preziso la desocu- pase luego y aunque el testigo respondio que adonde havia de salir a aquella ora le respondieron, que era inexcusable, y en efecto la desocupa sacando aquella misma noche sus trastos con cuia demostracion causaron grave nota en dicho lugar por lo que ejecutaron a ora tan intempestiba, y sin haver tenido noticia antezedente que fue preziso arrimar sus trastos a la cassa in- mediata» (fol. 295) . Su mujer Catalina corrige algunos detalles de la relación del marido: ((estando en cama la que depone con su marido y demas familia, llegaron el maestro de escuela de este Lugar.. . y haviendo llamado a la puerta por haver conocido la que depone a dho maestro se lebanto y abrio y ha- viendo entrado en el quarto de la que depone y despertado a su marido les dijeron dho Martin y los otros.. . sacando aquella noche los trastos que tenían y llevandolos a la casa inmediata que según le dijeron a esta que depone la tenía prevenida Dn Pedro de Arizcun sin que hubiesen causado escándalo ni atropellamiento a los residentes en dha casa» (fol. 298) . La declaración de Ana María es muy semejante «no puede decir esta que depone que hubie- sen causado escandalo ni mas que la turbacion que tubieron los inquilinos por ser ora tan desacompasada». Con el maestro tuvieron el detalle de avi- sarle de antemano lo que pensaban ejecutar y «que no le diese cuidado los quartos porque se los tenían buscados», como nos lo ha confirmado también Catalina. Se resistió un poco el maestro, pero cedió «pues veía que el Arren- dador Administrador y aun el mismo Palaciano por carta se lo mandaban». Cita casi los mismos testigos y confirma cómo ejecutaron lo que se les man- daba (salir del palacio) «aunque demostraron algun sentimiento» y «a lo que serían las doce de la noche quedaron en dho Palacio los dhos Padres Capuchinos, sin que en el tiempo que asistió hubiese visto el testigo resul- tase ningún atropellamiento ni violencia, pues aun para pasar sus trastos le buscaron gente» ( fol. 298 ) .
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