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de Barreneche; vamos a ver qué mal prepararon este asunto los enemigos. Pedro Felipe Gastón de Iriarte, presbítero que cambió de opinion, cinco años después del hecho dice que «oyo decir que votaron contra la opinión del pueblo» (fol. 282); Jáuregui testifica también de oídas; Germán de Chinique, que tiene parientes entre los opositores, de oídas, afirma que unos dijeron que votase como Elizondo, otros como Baztán Gorrea y otros como la mayor parte. Simón de Martiarena, que otorgó poder contra la fundación, dice que le dieron orden de conformarse con el voto de Baztán Gorrea. Antonio de Gamio y Juan de Zelaieta opinan que «le dijeron que combi- niendo los treze lugares en la fundación, combiniese tambien en ella; y estan- do discordes, que ellos tomarían su acuerdo» (fol. 318). Como se ve no se pusieron de acuerdo en punto tan capital. La opinión de los dos o tres tes- tigos que afirman se le dio orden al Jurado de votar como Baztán Gorrea, es poco verosímil puesto que Elvetea con quien hace partido o quartel y compartía varios servicios es Elizondo, como lo dice otro testigo «atendiendo a que sus resoluciones siempre habían sido de un mismo sentir que la de los vecinos de este Lugar de Elizondo ... le dieron orden al dho León para que se adiriese al voto del Lugar de Elizondo» (fol. 426). Por otra parte, aun- que de forma inverosímil, se le hubiera dicho que se atuviera al voto de Baztán Gorrea, formado por Errazu, Arizcun y Azpilqueta, podía optar por cualquiera, puesto que no hubo acuerdo en estos tres lugares. APEO DEL VALLE Por estas mismas fechas se hizo un detallado censo del Valle del que tomamos algunos datos de interés. Lleva como epígrafe «Apeo que se hizo por Dn Bernardo de Rada y Mutiloa vezino de la Villa de Lumbier y por testimonio de Dn Pedro Gallues Escrivano Real vezino de la misma Villa». Esta relación detallada de los vecinos del Valle se hizo entre los días 23 de diciembre en que comienza con Azpilqueta y el 16 de enero de 1727 en que termina con Oronoz. En todos los lugares sigue el mismo estilo: en una primera relación recoge y enumera «casas de vezinos propietarios en que abbitan sus propios dueños» y en la segunda «casas en que abbitan mora- dores». Esta separación tiene importancia, ya que estos moradores no goza- ban, como lo hemos visto más arriba, del título y derechos de vecindad, y con frecuencia se trataba de hombres o mujeres (solteras o viudas) solos; es notable la frecuencia entre estos moradores de pobres socorridos y acci- dentados.
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