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lugar y en toda la valle de Baztan y en otros lugares donde esconocida y q.aoydo decir q quando entro a haser el offi~iode serora y fue que quedo viuda y q despues aca loesta y fue admitida vistos su mucho recogimiento y uirtud», «apartada de de ruydos y questiones» «quitada de cossas del mun- do»; el vecino de Ciga Joannes de Mendiburu, de 88 años de edad, dice que sabe como vecino del lugar «y de los ancianos del que por ber su virtud la eligieron (a Catalina)» como serora. La de Errazu, Isabel de Barreneche hizo voto de castidad después de morir su marido, tiene cuarenta años según un testigo y cuarenta y dos según otro; claro que ninguno alega documento de ninguna clase, sino sólo el aspecto. La serora de Elvetea dio de limosna cuarenta ducados cuando comenzó a ejercer el oficio de serora y según la testigo María de Echebelz o Echeberzea, de 24 años (fol. 42), «por la debo- cion y contento que tenia de serbir la dha Yglessia ledio de limosna de su . mera boluntad haviendo bendido para ello un castaña1 y otros bienes que tenia y la dha cantidad se aempleado en serbicio y utilidad de cossas de la dha Yglessia». También las seroras de Azpilcueta y Almándoz dieron una limosna al comienzo de su oficio de seroras, pero la de Azpilcueta con la condición expresa de que se le devolviesen los treinta ducados en caso de que la despidiesen del oficio, condición que originó no pocos problemas ya que la cantidad dada excedía en mucho a la paga que recibía anualmente por el oficio de serora, de dos ducados anuales; la de Almándoz prestó tan sólo tres ducados que parece fueron bastante difíciles de recuperar. Al final de su alegación, todas las seroras piden se les otorgue el título de seroras, petición a que el Vicario accede en todos los casos. Las concesio- narias pagan el título y gastos del proceso. El título de serora cuesta 18 tarjas, moneda de poco valor en esta época 3. La serora de Elizondo, a quien le salió el proceso más barato, pagó 53 tarjas, 18 para el título, 27 para el notario que comunicó la provisión y el resto para la misma provisión, pape- les y sellos oficiales. Este notario Juan Fermín de Verastegui tenía una buena 3 Según D. José Yanguas y Miranda "esta moneda sustituyó a los sesenes del año 1495 con la Única diferencia de aumentar la talla a 116 piezas en lugar de 100; de manera que cada tarja debía valer 18 maravedís 1/2. Los cornados de las mismas tarjas valían un maravedí y cinco treinta y dosavos vellon. Esta fue la última moneda de plata de baja iey que se acuñó en Navarra y de la cual se derivaron después y acuñaron, las tarjas de cobre puro de 8 maravedís navarros o 14 máravedís y 8 treinta y seisavos de vellon que se conocieron por mucho tiempo, y aun al presente como moneda imaginaria". Un paco más adelante al dar las equivalencias de las monedas navarras imaginarias usadas en Navarra desde su in- corporación a Castilla, incluye la tarja a la que asigna el mismo valor dado en la cita precedente, y que es el que probablemente tenía en esta época del proceso que nos ocupa, salvo la devaluación que hubiera sufrido. Don José Yanguas y Miranda, Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra. Tomo 11. Pamplona: Imprenta de Francisco de Erasun. 1840, p. 385. Archivo del Obispado de Pamplona, 0110. Cartón 691, núm. 27.

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