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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL El mecanismo para colocar al animal en el potro es de lo más sencillo y sua- ve. Una vez introducido en el potro, se ata a los cuernos del mismo una cuerda larga que se tensa con el rodillo delantero; se pasan las correas-faja por debajo del vientre y se las fija en las escarpias adecuadas de los rodillos laterales; utili- zando luego las palancas, se eleva el cuerpo del animal hasta dejarlo totalmente suspendido a conveniente altura. Se sujetan finalmente las dos extremidades tra- seras a las molduras de los pequeños pies verticales posteriores mediante cuerdas adecuadas y haciendo uso de las escarpias y anillas preparadas en las columnas verticales más próximas. Para proteger al artesano del movimiento de la cola del animal y de las he- ces y orines que suelen despedir en esta posición, se coloca un lienzo de fuerte textura, cubriendo toda la parte trasera del animal, dejando a la vista solamente las dos extremidades posteriores. Las extremidades anteriores no se sujetan a lugar alguno, y, quedando al aire, el herrador las maneja con plena libertad, sin peligro alguno. Los animales suelen disparar temibles golpes casi exclusivamente con las extremidades poste- riores. (Fotograftá 5). Fot. 5: El animalpreparadaya para ser «b,-rradoa. Presencié esta operación de la elevación del animal en el potro varias veces y ciertamente está tan bien preparado al mecanismo, que el animal no sufre ab- solutamente nada, y, bajado de su situación de desequilibrio,se le ve con plena normalidad y sin mostrar nerviosismo alguno. 3 (Fotogr@a 6). 3. Sobre «potros»puede consultarse: Prietoy Prieto, Manuel. TRATADO DEL GANADO VA- CUNO. Madrid, Librería de Cuesta, 1883. Tomo 11, p. 136 s.

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