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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL Operación del herrado. El pincipio básico del buen herrador radica en no modificar en nada la for- ma y conformación del casco, ni perjudicar la elasticidad del mismo, ni variar la dirección de los aplomos del animal, ni fatigar su acción muscular. Primero se les quita la herradura vieja, se prepara luego el casco con el puja- vante, se acomoda y arregla la nueva herradura y se le aplica y sujeta con clavos. Fot. 26: Don Pedro, con el acial de que hace uso. Para el caso primero, levantada a pulso la extremidad y sujetada convenien- temente, se toma la cuchilla con la mano izquierda y a golpes de martillo (el martillito de herrar) se van desdoblando todas las redobladuras de los clavos an- teriores. Si es necesario, se echa mano de las tenazas de herrar, cuidando siem- pre h integridad del casco. Separados los clavos, la herradura cae al suelo y el animal queda desherrado (debe hacerse esta operación con suavidad y rapidez). Tomando las tenazas de cortar casco, la cuchilla y el pujavante, se prepara la pIanta baja del casco, eliminando toda la substancia córnea innecesaria. En caso de «cojera» del animal, se hace uso de una pequeña pieza de acero, el ((bisturi)) del herrador que don Pedro Obregozo llama legra; consiste en una pequeña cu- chilla de acero con el extremo libre encorvado y cortante. Alternando presiones con las tenazas de herrar y limpieza del casco o pezuña con este pequeño bisturí, se localiza el punto defectuoso, se le limpia y desinfecta y se le coloca con sumo cuidado la nueva herradura. (Fotograftá 27). El buen herrador escoge a golpe de ojo de entre muchas la herradura ade- cuada para el animal que tiene entre sus manos,,apropiada a la forma y tamaño del casco. (Fotografía 28).

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