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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL En casos particulares se les dota a las herraduras de relieves o prominencias especiales y, en invierno, donde el hielo puede hacer que el animal patine, se les cambia dos o tres clavos, colocándoles otros de cabeza de mayor relieve; les lla- ma el señor Obregozo «ormitze» o clavos de hielo. A medida que se ha ido substituyendo el piso de tierra y piedra apisonados, por la dura y lisa brea de las actuales autovías, se ha hecho más necesario el uso de clavos similares, para evi- tar el deslizamiento de los cascos de los animales. Me hace la observación el se- ñor Obregozo, de que en años pasados se utilizó para estos casos un tipo de he- rradura que llevaba en su parte inferior una tira de goma incrustada, para evitar el deslizamiento en el duro asfalto, pero aparte del alto precio de las mismas, se daba el inconveniente de que en tierra patinaban más con ese artilugio, por lo que su uso no se generalizó. Cuando en años .pasados abundaban los caballos en el uso múltiple que el hombre hacía de ellos, se les trataba en la herrería de forma diferente si se trata- ba de caballos destinados al paseo, a la carrera, a la caza, a la tropa o al arrastre de carreras o diligencias. También se tenía en cuenta si el caballo se iba a dedi- car al trabajo de campo o en las riberas de los ríos (eran los caballos riberiegos). Hoy, al menos por aquí, ha desaparecido todo esto por completo. Las herraduras del ganado mular tienen forma diferente, como puede verse en las fotografias adjuntas. También las de los asnos tienen sus peculiaridades, son pequeñitas, estrechas y delgadas. (FotograPas 18, 19, 20, 21, 223, 23).

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