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DON PEDRO OBREGOZO SENOSIAIN. EL ARTE DE HERRAR Hay herraduras de mano y herraduras de pie (así llaman los herradores a las extremidades delanteras y traseras respectivamente). En la lengua popular les lla- ma don Pedro «besokuak» a las delanteras y «ankakuak» a las traseras; me advir- tió que en Ulzama les llaman respectivamente «aurrekoak»y «atzekoa». La parte delantera de la herradura en lo más pronunciado de la curva, se lla- ma «lumbre» porque al chocar la herradura y el casco con las piedras de los ca- minos, produce abundantes chispas. En cambio, las dos partes lineales de los ex- tremos de la curva se llaman «callos», porque, dice el profesor Sainz y Rozas, «no obstante ser del dueño del animal, el profesor guarda y el propietario calla».4 No todas las herraduras se colocan para evitar el desgaste del casco de los animales: son éstas las más frecuentes e importantes y se llaman herraduras higié- nicas. Las herraduras de enmienda se usan para remediar defectos de los cascos y de los aplomos del animal. También existen herraduras patológicas que se emplean para facilitar la curación de ciertas enfermedades de los cascos. Las herraduras de las manos son más redondas que las de los pies; éstas tie- nen una forma oval más pronunciada; las de mano tienen las lumbres más an- chas que las de pie y la colocación de las claveras es también algo diferente; así se distinguen bien unas de otras. También deben distinguirse las que son dere- chas, de las izquierdas, como en el calzado que utiliza el hombre. Don Pedro las conserva apareadas y sujetas con un pequeño clavo, para localizarlas más rápida- mente a la hora de hacer uso de las mismas. (Fotogra&a 17). Fot. 17: Pares de herraduras de caballo, preparadas. 4. Sainz y Rozas, Juan Antonio. TRATADO COMPLETO DEL ARTE DE HERRAR Y FOR- JAR, arreglado en un todo a las circunstancias de nuestro país por ... Zaragoza. Imprenta de Gre- gario Casañal. 1859. p. 156 y 157, nota.

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