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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL Postas. Son los pedazos de hierro que se destinan a una herradura nueva; se intro- ducen en el fogón para formar entre todas ellas, si son pequeñas, la unidad que dará origen a la herradura. En los años difíciles de la postguerra tuvo que echar mano don Pedro de herraduras viejas para este fin. Las herraduras Primero describiré las herraduras propias del ganado caballar. Se trata de unas bandas metálicas más o menos anchas y largas, encorvadas en el sentido de su grosor en forma de arco o puente; poseen una serie de orifi- cios cuadrados piramidales en la cara inferior, destinados a recibir las cabezas de los clavos que han de sujetar las herraduras a los cascos. En la herrería del señor Obregozo se fabrican actualmente todas las herradu- ras de ganado caballar, mular y asnal que se precisen, y dispone de una magnífi- ca colección de las mismas, de diversos tamaños, aunque hoy se trabaje poco en este tipo de animales. Si don Pedro necesita nuevas herraduras, fabrica de una vez una buena serie de las mismas y dedica el resto del tiempo, muy largo, sola- mente a la operación del herrado de los animales; casi todo el día está sin traba- jo. Figura 13: Forjado de las herraduras (uno de los callos). La fabricación de herraduras exige fuerza, destreza y un «golpe de ojo» segu- ro y exacto; es donde radica propiamente el «arte de herran). El «golpe de ojo» seguro y exacto consiste en conocer el momento preciso de caldeo adquirido por la posta en el fogón y en distribuir equilibradamente el hierro en las diferen- tes partes de la herradura. Para ello, se saca la posta del fogón en el instante preciso, se le coloca sobre el yunque, se le sujeta con las tenazas de caldear, y, a golpe de martillo, se le da forma al primer callo; se cambia después la tenaza por la de forjar y se procede a darle la forma definitiva. Con la estampa y el punzón se termina la operación, realizando los orificios de las claveras. (Figtlra 13).

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