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DON PEDRO OBREGOZO SENOSIAIN. EL ARTE DE HERRAR ma semilunar, perfectamente acerada y templada. Se sujetaba a un mango de unos cincuenta centímetros de longitud, dividido en dos partes iguales que luego se reunian mediante una banda metálica o una tira de madera elástica, como las empleadas en la fabricación de cestos, en forma de espiral. Estas eran las buenas tajaderas. Actualmente se perforan las cuñas y se introduce en el orificio el mango de madera normal y corriente, al igual que en los martillos. Me indica el señor Obregozo que esta última forma es más sencilla de montar y de manejar, aunque tengan así las tajaderas menos fuerza y duración; se prefiere hoy esta forma, por el poco trabajo de forja que se hace. Figura 6: Tajadera. b Fot. 1 1: Tajaderas actuales. 6 5

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