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DON PEDRO OBREGOZO SENOSIAIN. EL ARTE DE HERRAR En un rincón de la fragua se ven otras tenazas de diversos tipos, destinadas al arreglo de azadas y azadones, con forma especial para sujetarlas, porque don Pedro ha trabajado mucho en otros aspectos de la vida de los trabajadores del campo. Martillos. Se trata de unos instrumentos metálicos de volumen y forma variables, desti- nados a batir el hierro sobre el yunque. Hay martillos de muchas clases, según sus fines. Martillo de mano (Figura 3) Consta de boca, cuerpo, ojo, cabeza y mango. El mango es de madera. El conjunto tiene un peso comprendido entre uno y dos kilogramos, más cerca de dos que de uno; es una de las principales herramientas del forjador. Figura 3: Martiilo de mano. Martitlo de machacar o mazo (Figura 4 y Fotografr 1 O bis) Tiene las mismas partes que el anterior, pero es de dimensiones bastante mayores. Unos son casi cilíndricos, presentando más frecuentemente forma pris- mática con los ángulos truncados. La boca, ligeramente convexa, tiene una an- chura comprendida entre seis y siete centímetros. Lleva un mango de madera de forma cilíndrica, de unos cincuenta y cinco centímetros de longitud y algo más de tres centímetros de espesor. Pesan entre tres y cuatro kilogramos. Figura 4: Martillo de machacar.

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